Por Jorge Dimuro

Estamos atravesando momentos difíciles que debemos soportar, por la ineptitud de aquellos que están al frente y no tendrían que permitir que esto ocurra, pero también somos consciente, que parte de culpa la tenemos nosotros, que los elegimos para que ocupen dichos lugares. Pero no hay que perder la esperanza y seguir luchando y a no bajar los brazos y a no tener miedo, ya que de los errores también se aprende, se aprende a tener memoria y cuando llegue el momento, que nos brinda esta hermosa democracia y libertad, la de poder volver a elegir nuevamente, no lo hagamos con el corazón, sino con la cabeza y ahí recordar a quienes hicieron tanto daño, no solamente a la gente, sino al País.

Y cuando digo esperanza lo digo, desde el interior de mi ser que jamás dejará de existir, que por más que intenten cambiarnos, ésta siempre nos acompañará, que nadie va a influir en nuestras decisiones ya que tenemos la libertad para decidir lo que queremos para hacerlo y cómo llevarla a cabo, porque mientras estemos vivos, vamos a luchar por quienes somos. Y nosotros los adultos mayores sabemos lo que somos, somos una generación que por más que trataron de detenernos, de ponernos palos en el camino, siempre supimos atravesarlos, que jamás nos rendimos porque es la única manera de conseguir lo que te propones.

Por eso les digo a mis pares, que hoy más que nunca debemos de unirnos para conseguir nuestros objetivos que por derecho nos corresponde, salud y salarios dignos y no nos quedemos estancados esperando que las cosas lleguen solas, porque sepan, sino lo hacemos nosotros, nadie lo va hacer, porque a varios de estos personajes, que creen que somos un número, debemos demostrarle que no es así, que somos personas, que tenemos los mismos derechos que ellos disfrutan, pero con la diferencia, que los nuestros son legítimos, porque lo logramos a través del esfuerzo y trabajo y no como ellos que, siempre vivieron a costillas del Estado.

Sepan que no van a poder con nosotros porque jamás nos vamos a rendir ni bajar los brazos, por más que nos digan y nos traten de estorbos o gastos para el Estado, nunca van a poder afectar nuestras convicciones en busca de lo que legítimamente dicta nuestras conciencias, corazón y alma, saben porque, porque así tengamos que dejar nuestro último aliento, todavía nos queda fuerzas y estamos a tiempo, para poder lograrlo.