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Columnistas

Nueva ráfaga retórica de la hipocresía

Buscando reforzar su imagen, la izquierda, el kirchnerismo y los aliados supuestamente “responsables” del mileísmo puro, llenan el aire de palabras augustas para explicarnos...

...que ellos (partícipes de los errores cometidos para que llegásemos a esta aguda crisis social), son los dueños exclusivos del sentido común porque practican un equilibrio “moderado” (¿).

¿Con qué objetivo? ¿Para que la sociedad siga cultivando el statu quo “gattopardista” que viene signando nuestra malhadada historia reciente?

No entendemos bien cómo osan hablar de constitucionalidad – aunque pueda ser debatible-, quienes se olvidaron de la misma cuando les convino porque no servía a sus intereses partidarios y/o personales.

Hay una larga lista de responsables “ordenados” (De Loredo dixit) que siguen aullando como perros hambrientos a la luna. Y lo hacen tan bien, que por momentos debemos sacudirnos la cabeza para no caer en la tentación de convalidar sus eufemismos.

En esta “bolsa” hay que meter a una gran mayoría de los dirigentes de todo el país: empresarios, sindicalistas, funcionarios públicos y periodistas travestidos que han ido cambiando de camiseta a través de los años, quienes con el pretexto de imponer una mirada “revisionista” sobre la historia pasada, desparramaron sus monocordes doctrinas caseras de contenido retórico.

Se salvan muy pocos.

Las escenas captadas por la televisión de estos días han exhibido escenas de la realidad escogidas “en el lugar de los hechos” (sic), comentadas por camarógrafos exultantes que añadieron al mal manejo de la lengua castellana reflexiones infantiles sobre la hondura de nuestra crisis cultural.

Una cultura calentada en el fuego persistente de activistas populares que solo se preocuparon por alabar a gobiernos que favorecieron el crecimiento de ideas maniqueas, propias de los que solo saben vivir de la teta del Estado.

Algunos de ellos, solo representan alrededor del 3% de los votos populares emitidos y su actividad política “destacada” ha consistido siempre en tirar piedras a quienes no piensan como ellos, incendiar contenedores de basura y agredir a las fuerzas de seguridad con enorme alevosía.

Pero de improviso, la realidad les ha acercado la pared de un “dead end” y no saben con qué armas combatir a un gobierno distinto que les incomoda, cuyo mérito principal consiste en habernos puesto a todos un espejo frente al rostro. Y nadie parece estar conforme con lo que el mismo refleja, lanzando al aire los apotegmas más disparatados.

Porque el quid de la cuestión es: ¿queremos seguir viviendo de lo que no producimos en la abundancia necesaria para subsistir dignamente? ¿Seguiremos rechazando los ejemplos virtuosos de quienes salieron hace mucho de problemas semejantes a los nuestros? ¿O continuaremos maldiciendo a un mundo que, supuestamente, “nos jodió” (¿)?

No sabemos si lo de Milei es una salida óptima (¿cuál lo es en realidad?), para abandonar nuestras tragedias recurrentes. Pero lo que sí resulta claro es que al menos no parece dispuesto a revivir la historia como si fuese una “puesta en escena”, para no incurrir en una nueva falsificación del presente.

Mientras tanto, combate los viejos vicios de sus opositores, recordando, quizás, algunas afirmaciones de Jean Revel cuando señalaba que “la capacidad del hombre para construir en su cabeza más o menos cualquier teoría, demostrársela a sí mismo y creer en ella es ilimitada” (sic).

Porque hasta aquí hemos vivido bajo el disfraz de una vulgar hipocresía que intentó satisfacer la malicia de quienes procuraron entronizar un credo de falsas banderas reivindicatorias, construyendo una tropa de militantes que combatieron por ellas con un fervor enfermizo mientras se enriquecían sin freno.

A buen entendedor, pocas palabras.

Carlos Berro Madero

Fuente: Notiar
opinión hipocresía e izquierda kirchnerismo un gobierno distinto

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