Profesionales del periodismo de diferentes medios, como prensa escrita, televisión, radio y medios digitales, se unieron para dar gracias a la Madre Morena. Algunos participaron presencialmente en el santuario, mientras que otros lo hicieron de manera virtual a través de las transmisiones en redes sociales de la Catedral y del Obispado. Durante la liturgia, los periodistas participaron activamente, guiando, proclamando la Palabra de Dios, elevando peticiones al Padre Celestial y presentando las ofrendas del pan y el vino en el altar.

Además de los periodistas, también se sumaron los fieles en general y los miembros de los Comunicadores de María, quienes sirven en el Santuario y se encargaron de preparar cuidadosamente el lugar donde se ubicaron las velas.

En su homilía, Mons. Urbanč mencionó la razón por la cual se instituyó el 7 de junio como el Día del Periodista y resaltó algunos conceptos de Mariano Moreno, quien fundó la Gazeta de Buenos Ayres el 7 de junio de 1810. Moreno, abogado, periodista, político y participante de la Revolución de Mayo, sostenía que "el pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal".

En este contexto, el obispo destacó que la comunicación es una de las dimensiones más importantes de la vida cristiana. La fe no puede crecer si no se comunica, y nace a partir del encuentro de Dios con la humanidad. Este encuentro se llama revelación, donde Dios se comunica con el hombre y muestra la intimidad de su corazón lleno de amor misericordioso.

Mons. Urbanč enfatizó que Jesús es el gran comunicador del corazón del Padre, revelándolo no solo con palabras, sino sobre todo con su testimonio y su entrega de amor. También afirmó que para comunicar es necesario saber escuchar, y toda escucha debe estar basada en la adhesión a la verdad y la justicia, que son fundamentales para construir la fraternidad universal. Animó a los periodistas a ser servidores de la verdad, amigos de la verdad, y a trabajar en unidad, fraternidad y solidaridad, compartiendo en lugar de competir.

El obispo reconoció la importancia del periodismo y su servicio fundamental para la humanidad y la democracia en un estado de derecho. Pidió a Dios que anime a los periodistas a ser servidores de la fraternidad, el amor y la justicia, desempeñando su profesión en beneficio del bien común.

Durante la celebración, los periodistas presentaron sus peticiones a Dios en la Oración de los Fieles y llevaron el pan y el vino hasta el altar. Antes de la bendición final, rezaron la Oración del Periodista, encomendándose a las manos de la Virgen María para cumplir con su labor como periodistas al servicio del bien común. También se rezó una oración por la pronta canonización del Beato Mamerto Esquiú, quien ejerció el periodismo en el siglo XIX.

Después de la ceremonia litúrgica, los periodistas compartieron un brindis fraterno con el obispo en un ambiente cordial.