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Cultura

Rufina Cambaceres, la joven que murió dos veces

Por Celeste Marderwald 

El cementerio de la Recoleta es uno de los atractivos turísticos más visitados de la ciudad de Buenos Aires producto de sus piezas arquitectónicas, sus impactantes bóvedas y mausoleos. En 1882 abrió sus puertas como el primer cementerio público de la ciudad, en la actualidad es considerado un Museo Histórico, no solo por las por su arquitectura que pasa desde lo gótico hasta el art déco, sino por sus 4800 sepulcros y más de 90 bóvedas.

Susana Espósito, guía turística de la ciudad de Buenos Aires, escribe sobre el mismo: “Ángeles custodian sus sueños truncados, reposan espadas que tanto han luchado, laureles coronan las glorias logradas, palmas de marítimo, lágrimas amargas. Un ancla pretende afirmarse en la tierra, ignora el misterio que la muerte encierra y un Cristo que observa con dulce mirada bendice a quien llega a su eterna morada”.

Allí yacen los restos de importantes figuras de la historia argentina, más de 25 presidentes constitucionales, 200 héroes de la Independencia, entre ellos están Evita Perón, Raúl Alfonsín, y Domingo Faustino Sarmiento. Además, tiene muchas historias por contar, leyendas que recorren los pasillos del lugar, por momentos, tan lleno de vida producto de los tantos turistas que visitan el lugar a diario. Una de ellas es la de Rufina Cambaceres, la joven que murió dos veces.

Era la novia de Hipólito Yrigoyen, “El Peludo”, así lo llamaban ya que era un hombre ermitaño que disfrutaba de la tranquilidad y soledad de su hogar.  El día de su cumpleaños número diez y nueve, el 31 de mayo de 1902, encuentran el cuerpo de Rufina sobre la cama, todo denotaba que estaba muerta, su tez se encontraba blanca mortuoria y sus ojos idos, también, blancos. Luego de que tres doctores la dieran por muerta, al no descubrir signos vitales en el cuerpo, Rufina fue sepultada en la bóveda de la familia. La primer parte de esta incesante leyenda es que Rufina habría descubierto que su novio la engañaba con su madre, por dicha infidelidad es que se habría producido “la muerte”.

La leyenda sigue, su abuela vivía en Europa, sus sueños se repetían, en ellos veía a su nieta viva. Desde el viejo continente mandó cartas al cementerio para que abran el féretro, al no encontrar respuestas, decidió venir al país. Al abrir el ataúd, la encontraron en una posición distinta a la que habían dejado a la niña, su cuerpo se encontraba boca abajo, el cajón estaba arañado y sus uñas y manos lastimadas, llenas de sangre. El terror se podía notar en su rostro.

La primer causa de muerte que le pronosticaron, hoy en día se sabe que es una enfermedad que se llama catalepsia, los signos vitales se debilitan, baja la temperatura del cuerpo y el mismo se queda rígido. Dicho ataque fue el primero registrado en su época, por lo que a partir de su muerte se comenzaron a implementar los velorios que duran largas horas, al menos 24, para evitar otra tragedia similar.  

La última parte de la leyenda relata que en el presente se la puede escuchar hablar o cantar si te encontras caminando por los pasillos del cementerio, producto de una muerte tan trágica que hasta  hoy no la deja descansar en paz. Estos y tantos otros mitos conviven entre los angostos y oscuros corredizos del cementerio con los hechos verídicos de igual a igual.

Fuente: Fotografía Celeste Marderwald. Edición fotográfica Laura Blanco.

Buenos Aires cementerio Historias Recoleta

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