Es el lema elegido por la Organización Mundial de Salud para este año 2022 con el objeto de sensibilizar a las comunidades de todo el mundo sobre el impacto negativo que ocasiona en el medio ambiente todo el proceso desde el cultivo, la producción y los residuos que generan la industria tabacalera.

Cada año ocupa millones de hectáreas de tierra para el cultivo del tabaco, favoreciendo la deforestación, especialmente en países en desarrollo deteriorando sus suelos, mermando el rendimiento para sostener otros productos agrícolas.

La industria tabacalera genera millones de toneladas anuales de dióxido de carbono que dañan los ecosistemas y contribuyen al cambio climático.

El deterioro ambiental los padecen mayormente los países empobrecidos, con menores recursos para su recuperación, recayendo los beneficios económicos en empresas multinacionales con elevadas rentas anuales.

Las campañas anti tabáquicas actuales, exhortan a los países a endurecer las normativas y leyes existentes para obligar a los productores a responsabilizarse de los costos ambientales y económicos derivados de la producción del cigarrillo.

Desde hace décadas se reconoce al hábito de fumar como causante de múltiples enfermedades, que llevan a la muerte, muchas de ellas prevenibles.

La única opción para minimizar el riesgo de padecer estas enfermedades asociadas al tabaquismo es "NO FUMAR".

Más del 70% de cigarrillos que se fuman en el mundo son en países de bajos y medios recursos y el rango de edad que más fuma se encuentra entre los 30 y 49 años ( Banco Mundial).

El abordaje para el tratamiento debe ser multidisciplinario con terapias conductuales, clínicos, y medicamentos para la cesación tabáquica, perdurables en el tiempo, tendientes a evitar la recaída muy frecuente en estos pacientes.

Fuente: OMS. OPS con el APORTE DE LA FUNDACIÓN ONCOLÓGICA CATAMARCA (FOCA)

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