Por el Dr. Justiniano Leyes

Primero fue el turno de la Justicia Federal de primer grado que dictó un sobreseimiento definitivo del que habla toda la provincia de Catamarca, pues ha quedado flotando un sentimiento de impunidad que resulta inaceptable si se quiere construir futuro. Y más cuando se vislumbra que los resortes procesales establecidos en el Código de Procedimiento Penal de la Nación no serán utilizados a pesar de estar vigente el imperativo procesal de ejercerlos.

Ninguna sociedad puede progresar si sus instituciones no funcionan adecuadamente. Que un delito no se pueda probar no significa que no exista. Quizás fuera mal planteado en la denuncia, pero eso no obsta a que ante indicios concretos, quienes tuvieron a su cargo la investigación de los supuestos delitos deberían haber indagado más en otros en otras pistas. La justicia federal es discrecional cuando existen indicios. La justicia mezquina no es justicia. Y la defensa de los intereses del Estado debe ser inclaudicable. Sin embargo, los fiscales no parecen estar muy interesados en cumplir su función.

Una pericia contable no debe ceñirse en la etapa instructiva a los puntos de la denuncia sino a la verdadera investigación de la comisión de un hecho delictivo de naturaleza compleja, como son los delitos en perjuicio de la administración pública, donde no solo debe investigarse la operatoria empleada, sino otras múltiples factores que indican la posibilidad de existencia de conductas dolosas por parte de los funcionarios, tales como por ejemplo el enriquecimiento ilícito, que es un delito conexo que además tiene la ventaja que la carga de la prueba la tiene el funcionario investigado. Es necesario ejercer derechos y denunciar.

Si un ciudadano de a pie observa un crecimiento patrimonial desmedido, puede ir al Juzgado Penal de Turno y realizar la denuncia. Basta observar como indicó el denunciante Jorge Marcolli que los funcionarios denunciados han aumentado sus patrimonios en forma desmedida, para apreciar que ese pacto de impunidad existe. Del mismo modo quien viaja cinco veces al exterior en el término de un año, significa que el funcionario se enriqueció el función publica gracias al sistema impune.

Está comprobado en nuestra provincia, que los inversores aterrizan sólo cuando son amigos del "poder". Pensar en invertir en una provincia en la que no existen reglas de juego claras es demencial, salvo que seas del "palo". Jorge Marcolli ha denunciado constantemente estas situaciones y los incumplimientos y nada cambia, todo sigue igual. Debemos recordar que hace poco, la Corte  de Justicia de Catamarca obligó al gobierno de Corpacci a expedirse sobre un recurso de reconsideración interpuesto por la empresa Capdevila Construcciones S.A. por haber rescindido en forma unilateral y arbitraria un contrato de concesión de obra pública.

Parece que la premisa de Perón está más vigente que nunca: "A los amigos todo, a los enemigos, ni justicia". Ni Jorge Marcolli, ni Capdevila Construcciones  S.A. tuvieron Justicia en tiempo y forma y es es más que evidente que se trata de empresas consideradas desde el poder como "enemigos acérrimos" Parece que la premisa de Perón en Catamarca tiene el blanco perfecto. Ambas empresas son víctimas del pacto de impunidad que existe en la provincia, con la salvedad del reciente fallo de la Corte de Justicia.

Otro ejemplo disparatado lo expresa el empresario Jorge Marcolli que sigue siendo acreedor de la obra pública ejecutada años anteriores,  de la Administración Corpacci, quién de la mano de Dusso adeuda la construcción del edificio donde funciona la OSEP. Si la empresa es considerada enemiga, no se le paga y funciona el pacto de impunidad.  Y si es amiga, se le concede todo, como por ejemplo, la licencia del juego por una década.

Para hacer una provincia grande y pujante se necesita desterrar la impunidad; para hacer un Estado de Derecho donde se cumplan las leyes y los contratos y se honren las obligaciones, se necesita que la Justicia funcione.  Proponer una reforma constitucional en éste contexto de impunidad, es cuanto menos, inoportuno.