Casi un calco del gobierno nacional encabezado por Alberto Fernández, es el gobierno de Raúl Jalil. Es que los engendros políticos, la mayoría de las veces no dan buenos resultados, al contrario, es tal el desorden interno que se genera, que las exteriorizaciones de las políticas activas, en cualquier área de gobierno, terminan siendo un mamarracho más, todo lo cual va nutriendo un cumulo de desaciertos hasta transformar el contrato social en una autocracia indisimulada, donde se ven seriamente afectadas las libertades individuales y las garantías constitucionales.

La prueba más contundente se encuentra en la legislatura provincial, absolutamente dominada por el oficialismo, lo mismo que el poder Judicial, local y federal, totalmente sojuzgado por el poder político de turno, convirtiendo a Catamarca en una tierra feudal cuasi medieval, con enormes bolsones de pobreza y dominados por unas pocas familias, dueñas del poder desde hace siete décadas. Para ello, basta observar en qué lugares públicos se encuentran ubicados apellidos tales como Saadi, Corpacci, Jalil, Herrera, Rosales, Figueroa, Ponferrada, etc.

Raúl Jalil llego al poder con muchos acuerdos “non sanctos” que le permitieron ser hoy el gobernador de la provincia. Esos acuerdos, en la mayoría de los casos fueron indecentes e inmorales, y no fueron precisamente un buen camino para administrar la cosa pública, sino que rápidamente se transformaron en atajos y vaivenes, los peores, que de a poco fueron esmerilando su imagen, hasta dejarla exhausta, todo en detrimento de la población, que es la que sufre los tironeos del poder, lo mismo que sucede con el gobierno "bicéfalo" de Nación, paralelismo que marcamos desde la primera hora (2019).

Jalil, por sí mismo, no es un gran elector, solo resulta ser un dirigente ingenioso para tejer "arreglos" indecentes con el corpaccismo e inmorales con la oposición, a la que somete, una y otra vez, tanto como Lucía lo somete a él desde que era Intendente de la Ciudad Capital: es decir que el circulo vicioso de Lucía, Raúl y Oscar, están llevando a la provincia a la ruina y siempre utilizando los mismos métodos: negociar sus conquistas con el látigo en la mano, para concluir con la vieja receta del toma y daca y el inefable puesto índice, todo de espaldas a la gente, que sigue sufriendo las penurias de todo tipo, que la casta política tradicional le ofrece.

La salud pública y los derechos humanos

Dos hechos gravísimos marcaron la indiferencia del gobierno con los derechos humanos en materia de salud publica y justicia

Uno de esos, se produjo en la localidad de Fiambalá, Departamento de Tinogasta Norte, cuando un joven que disputó un partido de fútbol recibió un violento codazo en la boca por parte de un rival, policía de civil que también disputaba el partido barrial, en lo que se consideró que su acción había resultado artera y anti deportiva. El joven en cuestión, perdió un diente y comprometió tres más.

Lo raro del caso vino después cuando trasladado a la Guardia del Hospital Luis Agote, allí con un argumento pueril le negaron la atención médica, aduciendo una excusa inaceptable: Que se trataba de una urgencia odontológica, transformado el hecho en el delito de abandono de persona. En realidad, no se trataba de una urgencia odontológica, no es que al joven le dolía la muela o tenía una infección en el conducto, lo que tenían que hacer era suturar el labio, el tema es que en la guardia no sabían qué tipo de sutura debían practicar y como esa práctica elemental no la saben hacer, esgrimen una estupidez como excusa. Si no saben suturar un labio, que pueden hacer frente a un infarto agudo de miocardio.

Acto seguido la familia expresa que ante el abandono manifiesto de persona, se dirigen a la Comisaria local a efectuar la correspondiente denuncia penal por abandono de persona y en línea con la actitud exhibida en la Guardia del Hospital Luis Agote, la máxima autoridad policial le niega el ejercicio de la acción pública, configurando ambas circunstancias graves violaciones a los derechos humanos de recibir atención médica y el ejercicio de derechos consagrados en el ordenamiento jurídico (Código Penal) y en la Constitucional Nacional.

Entonces es allí donde aparecen las responsabilidades de los funcionarios, desde la ministra de salud hasta el director médico, pasando por la intendenta y la el Ministerio de Seguridad, todos dependientes del poder Ejecutivo provincial. Todos son responsables de la “mala praxis” administrativa, aunque todas sus conductas maliciosas queden impunes, es necesario decirlo. Así, todos responden al pésimo gobierno de Raúl Jalil y en estos hechos concretos es donde afirmamos que la población catamarqueña está jugada a su suerte, porque el poder político constituido no se hace debido cargo de la situación social, entre las cuales aparecen con insistencia, las urgencias médicas y la negación de justicia. Están más abocados a los contubernios de la minería que a solucionar los problemas de la gente.

El otro caso, tan grave como el descripto en el párrafo anterior fue el caso del fallecimiento de un hombre en El Tolar, departamento de Belén (Norte). El fallecido vivía solo en el Paraje de El Tolar. Se descompensó y por falta de auxilio y sobre todo de un camino adecuado, tantas veces anunciado y publicitado por el propio gobernador, que su suerte fue echada no a la hora de morir, sino a la hora de nacer, porque el occiso formaba parte de una población abandonada, donde la vida necesita imperiosamente la asistencia y cuidado del Estado, que obviamente brilla por su ausencia, tanto como ocurre en Antofalla, Departamento de Antofagasta, donde una mujer que padece cáncer nunca recibió atención médica de ningún tipo, tal como lo denunciamos la semana pasada. Otra vez, Estado ausente y abandono de personas, los clásicos del gobierno de Raúl Jalil.

Un gobierno débil que ignora los problemas de la sociedad

Raúl Jalil siempre tuvo vocación de poder y escasa o nula autoridad y quienes carecen de lo elemental para gobernador, recuren al autoritarismo y se convierten fácilmente en déspotas. Desde la génesis de su candidatura, siempre ha tenido poco apoyo político y una "tropa" escasa. Esto le significa un costo muy alto ya que cada vez que quiere emprender algo debe "hablar" con "medio mundo" para poder lograr su cometido. Está lógica de poder en Catamarca ha significado que la provincia sea un verdadero descontrol. Corrupción generalizada, y el deleznable método que es el leitmotiv de este gobierno "todos los funcionarios tienen un precio". Es decir que la debilidad trasunta en descontrol interno y desemboca en la corrupción generalizada, la ruina del Estado de Derecho

Con una estrategia evidente que lo más importante en Catamarca es la minería (en este contexto, lo es solo para la elite gobernante) el resto de las áreas de gobierno son la nada misma. Que es precisamente lo que explicamos más arriba a través de tres casos concretos, pero hay miles, tantos que podríamos escribir un tratado de diez tomos para escribir las injusticias que genera el desgobierno de Jalil con la sociedad, que no es otra cosa que la fractura definitiva del contrato social o un desgobierno que se transforma en autoritario.

Pobreza e impunidad, la tragedia de los catamarqueños

Por otra parte, tenemos más de la mitad de la población en la pobreza, pero el gobernador con una tozudez increíble intenta hacernos creer que estamos en Suiza. En diciembre ocurrió un hecho gravísimo ante las propias narices de Jalil cuyo estruendoso silencio ya suena a complicidad.

El asesinato impune de Juan Carlos Rojas “Rojitas” ha sido y es un hecho grave, que puede ser un antes y un después en la política lugareña, porque no fue un simple asesinato, mataron a un ministro y de una cartera más que sensible, la de Desarrollo Social, que en los tiempos que vivimos, alta inflación, distribución y asignación de planes sociales, "potenciar trabajo" u otra cosa desconocida y en un contexto de año electoral donde la casta política se juega mucho más que una permanencia, no parece casual sino premeditado y con alevosía.

Lo cierto es que el caso sigue sin ser esclarecido y con una actuación judicial lamentable que ha puesto de manifiesto que los cargos se cubren por amiguismo y no por idoneidad. ¡Vaya novedad!

El fiscal interviniente, que antes de ser nombrado en ese puesto tan trascendental, era chófer del vice gobernador Rubén Dusso, cometió una serie de irregularidades que han borrado para siempre "el cuerpo del delito", elemento esencial que en la ciencia criminalística define las pistas a seguir para esclarecer un homicidio o por lo menos para investigarlo con algún grado de certeza. Esa alteración debe ser investigada, porque hasta aquí, ese grave hecho garantiza la impunidad a los poderosos que están detrás del crimen organizado.

La última semana los familiares de Juan Carlos Rojas han declarado que esté hecho les hace recordar al caso de Alberto Nisman, un magnicidio que permanece impune. En definitiva, han dicho que la justicia y el gobierno son participes necesarios del encubrimiento del autor o de los autores de este horrible asesinato, propio de la mafia. Recordemos que de no ser por Luis Barrionuevo a "Rojitas" se lo hubiera cremado después de morir por razones naturales, una aberración ¿premeditada?

Hay que ver ahora que piensa un aliado a este gobernador como es el dirigente gastronómico. En su entorno dicen que está enojado y que se empieza a dar cuenta de algo que ya dijo en su momento, Raúl Jalil es un "pelele". No es un hecho menor que en la causa se incorporarán otros fiscales con experiencia a partir de un pedido de Luis Barrionuevo al gobierno, al recibir la información de los nulos antecedentes del fiscal Palacios, de los que Rubén Dusso debe hacerse cargo.

“Corpacci & Jalil” investigados por la Justicia Federal de USA (United States of América) junto con otros gobernadores argentinos

Condicionado por Corpacci, Jalil trata de surfear la ola pero cada vez tiene más oposición dentro de su gobierno. Juntos por el Cambio, que debería hacer ese trabajo sanamente, no, insiste en todo este tiempo con seguir vendiendo el "alma al diablo", ya que a esta altura gran parte de los dirigentes opositores están "comprados", pues las cajas que manejan no les permiten hacer otra cosa que ser partenaires de la oscura política del gobernador Jalil, que se muestra hábil para el “teje maneje” e inoperante para gobernar.

¿Qué grado de responsabilidad tiene la oposición?, Desde ésta línea editorial hemos denominado que la oposición asume un rol de “boba”, funcional a Jalil, de la mano de Oscar y con los sobres que reparten Lucía y Rubén en las orgías de la carne y el vino mendocino, a la que denominan “asados”. Lo cierto es que la mayoría marchan solapadamente con el oficialismo, por de algún negocio residual que genera la minería del litio, del cobre y del oro, por algún puesto y lo peor, por algún vuelto por favores recibidos, sean un voto, una ausencia o una “llegada tarde”. Gritan contra el gobierno para que las gentes les crea, después van y hacen todo lo contrario, subestimando la inteligencia del electorado, pero ese juguito ya se acabó. A la realidad no remitimos y punto.

La oposición es responsable que a Corpacci y a Jalil los investiguen en Estados y no es Catamarca, como siempre fue evidente, por una causa iniciada en Estados Unidos de Norte América (USA) por pedidos de coimas a una empresa norteamericana en la Argentina, recordando que una entidad comercial de esa nacionalidad desarrolla una explotación minera desde hace casi tres décadas en nuestra provincia. En la causa e investigación hay varios gobernadores y ex gobernadores investigados e involucrados, juntos con sus funcionarios, aunque el peor de todos es Gildo Insfran, lo cierto es que los dos últimos gobernadores de Catamarca y sus respectivos equipos están siendo investigados.

En ese contexto, los poderosos, quienes gobiernan actualmente, solo piensan en cómo mantener el poder o los espacios de poder si es que se les viene la noche, como parece ser que ocurrirá y en su afán de supervivencia olvidan a la sociedad, que, en Catamarca, está jugada a su suerte, con una inflación anual de tres dígitos y altos índices de pobreza y marginalidad.