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Sociedad

Con incisivas palabras el Obispo Urbanc le dio "comida a las fieras"

Como dicen en el campo "no dejó títere con cabeza". Fiel a su estilo socarrón, directo y por momentos grotesco, produciendo risas forzadas entre los presentes arrancó uno de su discursos con un tema casi inquisidor... "cuantos hay acá de 18 años que ni siquiera saben limpiarse los mocos" refiriéndose y tratando de inútiles a los jóvenes presentes y actual generación. Un mensaje negativo y desconcertante, impropio del mensaje evangélico de Jesús.

Después, dialogando con algunos picapedreros presentes, los puso de ejemplo para ridiculizar nuevamente a los jóvenes sobre el trabajo con piedra. Frustrar a los jovenes con burdos ejemplos no es una buena practica pastoral. No solo no es buena, es horrible y hace daño. Enseguida se metió en un tema de igualdad de género diciendo que sí la mujer pide ser igual al hombre... que "¡laburen! agarren la maza, el martillo y un corta fierro y se ponga a picar piedras tal como lo hacen los hombres, no se les va a caer nada". Y agregó "yo tenía a mi madre, trabajaba a la par de mi padre y no le pasaba nada y era bien mujer". Sólo generó y provoca perplejidad su mensaje, totalmente fuera de contexto.

En el primer párrafo subestimó a los jóvenes sin siquiera saber qué les pasa, que sienten, cuáles son sus carencias y problemas, y remató cuestionando solapadamente la condición de la mujer del siglo XXI, que por el sólo hecho de luchar por su dignidad y sus derechos, vapuleados durante siglos, incluso por la propia jerarquía y cierta parte de la Iglesia doméstica; las invitó a realizar las mismas tareas que el hombre, cuando se sabe que la igualdad que reclama la mujer no es física precisamente, sino humana. Un enfoque propio del siglo XVIII. Desafortunada intervención del Obispo Diocesano, un testimonio claramente anticristiano y marcadamente desactualizado, como si viviera en otro mundo, ajeno a las realidades sociales.

Acto seguido, miró a la Intendenta Roxana Paulón y comenzó sus diatribas hacia el poder político repartiendo a "troche y moche", ante un público sorprendido. "Meta hacer casas para ganar votos" y enseguida hizo un llamado a los legisladores catamarqueños para que saquen una ley para que no se puedan hacer más casas de adobe", pues con esa actividad "andan todo el tiempo depredando la tierra" (sic). En el Oeste de Catamarca se hacen ranchos, chozas y casas de adobe desde hace casi 400 años, pero el Obispo ha decidido que a partir de ahora las construcciones tienen que ser de piedra, porque hacer paredes de adobe -según él- no sirve, es tierra buena que sirve para cultivar" (sic).

Tras lo cual se acordó del planeta y de la ecología afirmando que la piedra "sobra". Y agregó: "Lo que tienen que hacer los diputados y senadores de ahora en más es hacer leyes que promuevan las casas de piedra como ésta belleza que han hecho acá".  Las empresas tiene que hacer casas de piedra. Y ser revestidas interiormente así serían frescas en el verano y cálidas en el invierno.

Sorprende su discurso y más si se tiene en cuenta que Lucía Corpaccí ganó elecciones haciendo casas y entregandolas, con gran despliegue de imágenes y según el Obispo "consiguiendo votos por casas", ¿como les gusta a los políticos entregar casas durante la campaña? Pregunta con respuesta incorporada. ¿Recién ahora descubrió el clientelismo político y los sistemas prebendarios? En cambio, El Pucará le pregunta al señor Obispo si en los últimos 8 años no advirtió que siempre se gobernó en Catamarca con ese método de "entregar casas por votos". En fin, parece que Monseñor Urbanc salió de un estado de somnolencia profunda. No hay otra explicación.

"Argentinos queridos tenemos que tener imaginación", en ese tramo apeló a la nacionalidad para sacar de la modorra no solo a los feligreses sino a la intendente de Fiambalá que abría los ojos y mostraba su cara de sorprendida. Concurrió a una bendición, a una consagración ... pero el momento que tuvo que vivir era sorprendente e inesperado. Tuvo que recurrir al vinagre para comerse varios sapos.

"Cuantas casas de piedra tienen más de 100 años y ahí están paraditas. Firmes", insistiendo para cambiar la cultura ancestral de construir con adobe, y agregó "nadie las pintó" y así están. Luego en un mensaje directo a los políticos que hacen barrios con casas todas iguales, del mismo color, etc., "aburridas para vivir". Las casas de piedras son de colores, "cada piedra tiene un color distinto y eso le da un poco de variedad."

Sin escalas, cambió de tema, y comenzó a referirse al pueblo boliviano, particularmente de las mujeres collas o coyas, de esa típica mujer del altiplano boliviano y también oriunda de los Valles Calchaquíes. Ahí cargó contra los coyas a quienes tildó de "vagos" haciendo un chiste que no tuvo risas y que cayó muy mal no sólo en Fiambalá sino y en especial, en Santa María, donde residen las comunidades coyas, y donde todos escucharon el audio azorados, sin poder creer lo que escuchaban viniendo de un pastor de la Iglesia Católica.

Luego de alabar a la mujer coya por elegir casa de colores y asociar los "colorinches" a la felicidad con la vida de un cristiano, se ocupó de menospreciar el paisaje de Fiambalá, nada más y nada menos, diciendo que después de dos días allí "te morís de pena" por la monotonía del lugar. Palabras que resultaron hirientes para muchos pobladores.

Luego volvió a diferenciar a las mujeres entre las que "ponen plantitas en la casa" y las haraganas "que no hacen nada" (sic).  "Todo está sucio, no hacen nada" sin interiorizarse primero de la condición humana de una mujer que quizás no pueda hacer nada. Todo para resaltar el trabajo de los picapedreros de la capilla y de sus fieles artesanos que le tallan a pedido sus monumento de carácter religioso, únicos destinatarios de la "salvación" de un día muy particular para la comunidad fiambalense. Después de derramar su abundante verborrea y nula misericordia, se acordó de Dios, al que invocó una sola vez.

Y enseguida vino la frutilla del postre. Dirigiéndose directamente a la intendenta Paulón le sugirió que hablase ella misma con los diputados y senadores, "los tiene que motivar" que lo único que saben hacer bien es "calentar sillas" y también "hablar macanas". No, dijo, "queremos que se generen leyes que nosotros podamos vivir" y el día que Catamarca empiece a producir "¿saben lo que se podría exportar?", Bueno ahí el Obispo demostró que no tiene idea de las cosas que dice, flojo de conocimientos sobre  comercio exterior. Si existe un producto imposible de exportar, ese es la piedra y las razones son más que obvias. Es como si quisiéramos exportar agua. ¡¡¡Por favor!!! Mejor era rezar un padrenuestro, un AveMaría y un Gloria. Amén.

El Obispo diocesano, sin dudas, incursionó en terrenos pedregosos y también, porqué no decirlo, metió las rodillas en el fango y le será difícil salir del pantano en el que se metió solo. Entró en la campaña y le dio comida a las fieras. Ya lo verán, porque los "calienta sillas y los macaneadores", y los que tengan "cola de paja" le saltarán a la yugular.

 

 

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