Opinión

Justicia Federal en Catamarca: el reino del "viva la pepa"

La expresión popular “viva la pepa” no es una exageración: es una descripción precisa del estado actual de la justicia federal en la provincia. Un sistema donde todo vale, donde nadie responde, y donde el poder judicial se ha convertido en una zona liberada para la impunidad.

Cuando la ley se convierte en privilegio, la república se desmorona.
En Catamarca, la justicia federal ha dejado de ser garantía de institucionalidad para transformarse en un espacio de arbitrariedad, silencio y descontrol. Lo que debería ser un poder independiente, transparente y riguroso, hoy opera como un sistema cerrado, opaco y funcional a intereses que nada tienen que ver con el bien común.
La causa Bacchiani lo expone con crudeza. El mayor fraude financiero de la historia reciente de la provincia —una estafa piramidal multimillonaria que afectó a cientos de inversores de la provincia y de todo el país— sigue sin fecha de juicio en Catamarca, a pesar de que el expediente está radicado en el Juzgado Federal local desde hace años. Mientras tanto, el principal imputado, Edgar Adhemar Bacchiani, permanece detenido por la Justicia de Cordoba, no por avance judicial del Juzgado Federal de Catamarca, mientras el resto de los imputados esta en libertad.

Una justicia que no rinde cuentas
La demora en elevar la causa a juicio, la dispersión de denuncias entre provincias, y la falta de unificación procesal revelan un sistema judicial que no está preparado —o no está dispuesto— a enfrentar el poder económico y político detrás del fraude. Córdoba y La Rioja decidieron juzgar por separado, mientras que Tucumán, Jujuy, Salta, Santa Fe, San Juan y Mendoza remitieron sus denuncias a Catamarca. Pero aquí, el expediente duerme.
La justicia federal catamarqueña no ha dado explicaciones públicas sobre la demora, ni ha transparentado los motivos por los cuales el fiscal Rafael Vehils Ruiz aún no ha presentado el requerimiento de elevación a juicio. ¿Qué intereses se protegen? ¿Qué vínculos se ocultan?

Las consecuencias son estructurales
Este desorden no es anecdótico ni coyuntural. Es parte de un entramado que erosiona la legitimidad institucional y perpetúa la desigualdad ante la ley. Las consecuencias son profundas:
• Se destruye la confianza pública en las instituciones.
• Se desalienta la inversión productiva y el desarrollo local.
• Se castiga al que trabaja formalmente y se premia al que opera en la sombra.
• Se perpetúa un sistema de impunidad para los poderosos y castigo para los independientes.

Catamarca merece otra justicia
Desde El Pucará y desde cada espacio que defiende el trabajo legítimo, la producción formal y la institucionalidad real, exigimos:
• que el juez federal de Catamarca sea juzgado por mal desempeño

Es necesario que el Órgano competente: El Consejo de la Magistratura de la Nación es el encargado de investigar denuncias contra jueces federales. La causa de las estafas piramidales contiene un compendio del mal desempeño, de carácter acumulativo, que no encuentra actores dispuestos a formalizar la correspondiente denuncia.

Proceso: Hay sobradas sospechas de mal desempeño, delitos, falta de idoneidad, requisitos para iniciar un expediente. Si el Consejo lo considera grave, puede elevar el caso al Jury de Enjuiciamiento.

Jury de Enjuiciamiento: Este tribunal especial decide si el juez debe ser removido. Está compuesto por legisladores, jueces y abogados.

¿Existe en Catamarca algún abogado que se anime a colocar el cascabel al gato? Creemos que no, porque el Colegio de Abogados es un apéndice del poder político. Alfredo Aydar es tucumano y nadie mejor que él para denunciar las graves irregularidades que existen en la Justicia Federal. En nuestra opinión.

No hay república sin justicia
La causa Bacchiani no es solo un caso judicial. Es un espejo institucional. Y lo que refleja es preocupante: una justicia que no actúa, no explica y no protege a los ciudadanos. Catamarca necesita una justicia federal que esté a la altura de su gente: profesional, transparente, y comprometida con el bien común.

Porque sin justicia, no hay república. Y sin república, no hay futuro.

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