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Columnistas

Se agudiza la interna en el Gobierno por la inflación: la comparación con otros países que irrita a la Rosada

El INDEC dio a conocer el IPC de diciembre pasado (5,1%) y con ella la de todo el año 2022 (94,8%). El Poder Ejecutivo se respaldó en las consecuencias de la pandemia y la guerra en Ucrania.

Sin embargo, la mayoría de los países de la región tuvieron índices extremadamente bajos en comparación con la Argentina.

Este jueves, el INDEC dio la inflación de diciembre pasado (5,1%) y con ella la de todo el año 2022 (94,8%). El gobierno, una vez más, salió a justificarla por los dos problemas estructurales de escala global: la pandemia y su cerramiento económico; y la guerra y el encarecimiento de la energía.

Es más, se apoyan en el hecho objetivo de que casi todos los países han visto alzas inflacionarias como consecuencia de aquello. “Macri hubiese tenido el mismo problema, o quizás peor. ¿Quién hubiese podido zafar de todo lo que pasó?”, se pregunta una fuente que trabaja en Casa de Gobierno.

Lo que el gobierno no puede explicar es cómo los demás países de la región (con la excepción de Venezuela) tuvieron índices de inflación extremadamente bajos en comparación con lo que ocurre en la Argentina.

Veamos los indicadores 2022:

Bolivia 3.1%Brasil 5.9%Perú 6.9%Uruguay 8.9%Chile 12.8%Colombia 13.1%Venezuela 114.9%

“Eso es porque a ellos no les dejaron 50 puntos de inflación como a nosotros”, se resiste un funcionario oficialista referenciado en Cristina Kirchner. Pero el asunto es mucho más complejo.

“No lo vamos a ocultar como hizo Cristina. Acá decimos las cosas como son. Fijate que pusimos en el INDEC a un tipo honesto y respetado por todo el sistema (por Marco Lavagna) que siguió con la línea de Todesca (Jorge)”, cuentan también en Casa de Gobierno.

“Lo que sigue es ver como copar la agenda con otros temas”, agregan en relación el juicio político a la Corte Suprema. “Y esperar a que la inauguración del tramo de gasoducto permita bajar el gasto energético y con eso equilibrar las cuentas públicas”, rematan.

De todos modos, un importante integrante del Gobierno, se sincera: “Tanto inflar a los presidentes de la región, tanto decir que están en sintonía con Alberto. Nos vamos a terminar quemando. Ellos le ganan a la inflación. Acá perdemos por goleada”.

Pasa que es habitual escuchar a los dirigentes del Frente de Todos, más especialmente al Kirchnerismo, hablar de “La Patria Grande” para referirse al continente latinoamericano. Es que, en su vocación de construir política en base a las confrontaciones, Cristina Kirchner y compañía (y también Alberto y compañía, es cierto) suelen apelar a una semántica regional opuesta a las potencias capitalistas.

Lo curioso es que los países de la “Patria Grande”, a contramano de la pretensión K, suelen tener comportamientos ortodoxos que les reportan resultados económicos dignos de las potencias mundiales. Tal es el caso del indicador más temido: la inflación. La “Patria grande” es la muestra de la debacle argentina en materia inflacionaria.

Lo cierto es que el Gobierno argentino no ha sabido, al menos por ahora, controlar las principales variables que hacen al fenómeno inflacionario. “Al menos por ahora”, ya que objetivamente la gestión Massa, en función del acuerdo con el FMI, ha logrado ordenar relativamente los principales indicadores de la macro.

Aun así, la variable principal que hace a la inflación -la emisión monetaria- sigue siendo un hecho en la Argentina. Según cálculos efectuados por consultoras privadas, la emisión 2022 ha superado a la 2021 que -de por sí- fue muy alta pues, año electoral. Los cálculos privados dan un exceso de 6.2 billones de pesos cuando se compara emisión con demanda. Eso da 7,6% del producto bruto. El dato preocupante es que 2023 es año electoral y la Argentina sabe de aumento del gasto público en función de las campañas. Gasto público asociado a la emisión.

“Estamos presos de eso. El gobierno tiene que salir a dar la pelea electoral en medio de una situación de grave crisis económica con severo impacto social. Impacto que se nota mucho más fuerte en sectores a los que históricamente le habla el peronismo. Ahí no hay otra que llevar recursos que generen bienestar social. Y eso se banca con plata”, reconoce un importante integrante del Gobierno.

La emisión será -entonces- un escollo difícil de sortear, más allá de las metas que el FMI le impuso a la Argentina a cambio de llegar a un acuerdo que evite el default.

Otros países, incluso con tremendas crisis político-institucionales, tienen economías mucho más racionales. Tal es el caso de Perú. Hace 15 días, en una entrevista con el Diario Clarín, el ministro de economía peruano, Alex Contreras Miranda fue tajante: “En Perú está prohibido el financiamiento a través de emisión monetaria”.

Es quizás esa una de las razones por las cuales un país que ha tenido seis presidentes en seis años goza de una economía sana. Y agrega: “En Perú, el Banco Central tiene prohibido de financiar al fisco. Las variables monetarias son independientes de las variables fiscales. Todo este plan lo estamos financiando con recursos del fisco. En Perú está prohibido el financiamiento a través de emisión monetaria.”

En definitiva, lo que diferencia a la Argentina del resto de los países de la región es que -salvo alguna excepción- los hermanos latinoamericanos gozan de una plataforma de políticas públicas que trascienden en el tiempo, sin importar quien esté en el gobierno. Lo que se conoce como “estabilidad”, clave en otra de las variables que hace a la inflación: la expectativa. Países con expectativa positiva son países en los que con inflaciones razonables.

“Es increíble, che. Tenemos una infinidad de recursos, muchísimo más que el resto de los países de la región. Pero padecemos nuestro comportamiento expansivo”, se sincera una fuente de la Rosada haciendo referencia al tamaño del gasto público y a la emisión monetaria para financiarlo.

El gobierno sabe perfectamente que nada cambiará el hecho de que el bolsillo fue, es y será la principal preocupación de los argentinos. Y que eso pesa aún más en un año de elecciones. Resolver el problema (entiéndase por resolver: lograr una baja) es la meta del ministro de economía, quien además tiene pretensiones electorales para fin de año. La previsión inflacionaria 2023 del presupuesto está en el orden del 60%, mientras que para las consultoras privadas que contrata el Banco Central estará encima del 90%. La brecha es enorme.

Está claro que la retracción del consumo fruto de la suba de precios 2022 puede alterar favorablemente la tensión entre oferta y demanda con su correlativa baja del índice de precios. Pero ¿qué prevén los países hermanos para la inflación 2023?

Bolivia 3.28%, Brasil 5.17%, Perú 3.5%, Uruguay 7%, Chile 5%, Colombia 7.5% y Venezuela 97.9%.

Gonzalo Aziz

TN

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