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Comienza la cumbre de la Celac y representa un desafío para el “equilibrismo” internacional del Gobierno

El Presidente avalará el renovado protagonismo de Lula mientras defiende la invitación a Maduro y Díaz-Canel, y sostiene una posición “intermedia” entre China y Estados Unidos.

La sorpresiva contramarcha de Guillermo Lasso, el presidente ecuatoriano que volvió sobre sus pasos y confirmó su presencia, infló de orgullo el pecho de los organizadores de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). “Los 33 miembros envían presidentes o ministros, es algo histórico”, argumentaron desde el gobierno de Alberto Fernández y la Cancillería, que trabaja contra reloj en los preparativos para la cita, que arrancará este martes en un hotel del barrio de Retiro.

Nadie niega en el Gobierno que la presencia estelar del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, actuó como irresistible “imán” para la presencia anunciada de líderes cuestionados como el presidente venezolano Nicolás Maduro o el cubano Miguel Díaz-Canel. No menos cierto es que la heterogeneidad ideológica de las delegaciones, que además incluyen en calidad de invitados una delegación enviada por el presidente norteamericano Joe Biden, otra de la Unión Europea y un video grabado por el presidente chino Xi Jinping, representa un desafío mayúsculo para un Gobierno que se jacta de su destreza a la hora de hacer equilibrio entre fuerzas a menudos antagónicas, dentro y fuera del continente.

“Mucho tuvo que ver Lula para que todos hayan querido venir”, comentaron cerca del canciller Santiago Cafiero, en un gesto para dar todo el protagonismo posible al flamante presidente de Brasil, que llegará al país en la noche del domingo y el lunes firmará con Fernández un ambicioso acuerdo para la integración, en el que sobresalen acuerdos en materia energética y financiera. Además, tiene previsto reunirse con Cristina Kirchner.

Si la integración con Lula es prioridad, también lo fue lograr una “armonía” con Estados Unidos y China, las dos superpotencias que hoy pelean por la primacía mundial. La delegación de Estados Unidos, que encabeza el senador Chris Dodd, responde según el Gobierno a la necesidad de Washington de “mirar con mayor sensibilidad lo que pasa en Sudamérica”, mientras China -socio natural de la Celac, fundada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez hace poco más de una década- fue un poco más allá en la gestualidad con el “elogioso” (según los funcionarios que lo chequearon) video que envió el presidente Xi. “Estados Unidos nos elogia, pero no nos da crédito, China sí”, diferenciaron desde el Gobierno para justificar la mayor cercanía con el gigante asiático.

En esa búsqueda frenética de “manejarse bien con todo el mundo” al decir del cantante catalán Joan Manuel Serrat, la Casa Rosada y la Cancillería encendieron la mecha de la oposición, al invitar a Maduro, Díaz-Canel y Ortega, aunque éste último -que vive un aislamiento casi total, solo vinculado con países como la Rusia de Vladimir Putin o Irán- decidió enviar a su canciller, Denis Moncada.

Pro, Patricia Bullrich, la “detención inmediata” del venezolano, hasta quienes, como el diputado Alberto Asseff, subrayaron que “abrirle las puertas de nuestro país a tres odiosos dictadores implica una notable contradicción” en materia de defensa de los derechos humanos. En el medio, el Foro Argentino por la Democracia en la Región (Fader), conformado por diputados de la UCR y Pro, exembajadores y representantes de la cultura, denunció en la Justicia a Maduro, Díaz Canel y Ortega por violaciones a los derechos humanos.

“Los que critican quieren cambiar el eje de la discusión, lo que quieren es evitar la foto que se va a armar entre los presidentes, la mayoría de sesgo progresista, que hablan de recuperar la Patria Grande”, desafió el embajador argentino en Venezuela, Oscar Laborde, el jueves en FM Milenium. “No es que nos parece todo bien lo que está sucediendo (en Venezuela), pero mucho menos nos parece todo mal”, sostuvo el viernes pasado a El Destape la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, a modo de defensa de la invitación a Maduro. El Presidente, en tanto, ya confirmó una reunión bilateral con el cubano Díaz-Canel, sucesor de Fidel y Raúl Castro desde octubre de 2019, durante la jornada del miércoles.

“En 2013, (el entonces presidente de Chile) Sebastián Piñera le pasó la presidencia pro témpore de la Celac a Raúl Castro”, recordaron desde el Palacio San Martín, a modo de justificativo adicional para la invitación a los regímenes bolivarianos.

La titularidad de la Celac

En relación a la presidencia de la comunidad de naciones, que la Argentina ejerciera durante este año, el único postulado hasta el momento es Ralph Gonsalves, primer ministro de la pequeña San Vicente y las Granadinas, postulado por la Nicaragua de Ortega el año pasado, como parte del acuerdo para que Argentina se alzara con la presidencia luego de los dos años en los que el mexicano Andrés Manuel López Obrador (ausente con aviso de la cumbre) manejó los hilos de la entidad.

“Este año le toca al Caribe, vamos a votar a San Vicente como acordamos, aunque no sabemos si alguien se opondrá a esa postulación”, se atajaron desde la Cancillería, mientras no descartaron otras opciones: que asuma Brasil en su retorno a la Celac o que, por falta de unanimidad, la Argentina continúe a la cabeza de la Celac por otro año. “No estamos trabajando para quedarnos”, afirman desde el Gobierno. Todo se sabrá en el anochecer del martes, luego de las deliberaciones en el hotel Sheraton, y antes de la partida de los presidentes y delegaciones.

La sorpresiva contramarcha de Guillermo Lasso, el presidente ecuatoriano que volvió sobre sus pasos y confirmó su presencia, infló de orgullo el pecho de los organizadores de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). “Los 33 miembros envían presidentes o ministros, es algo histórico”, argumentaron desde el gobierno de Alberto Fernández y la Cancillería, que trabaja contra reloj en los preparativos para la cita, que arrancará este martes en un hotel del barrio de Retiro.

Nadie niega en el Gobierno que la presencia estelar del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, actuó como irresistible “imán” para la presencia anunciada de líderes cuestionados como el presidente venezolano Nicolás Maduro o el cubano Miguel Díaz-Canel. No menos cierto es que la heterogeneidad ideológica de las delegaciones, que además incluyen en calidad de invitados una delegación enviada por el presidente norteamericano Joe Biden, otra de la Unión Europea y un video grabado por el presidente chino Xi Jinping, representa un desafío mayúsculo para un Gobierno que se jacta de su destreza a la hora de hacer equilibrio entre fuerzas a menudos antagónicas, dentro y fuera del continente.

CELAC: MADURO CONFIRMÓ QUE VIENE Y EL GOBIERNO SE PREPARA PARA UNA CUMBRE AGITADA Y POLARIZADA

“Mucho tuvo que ver Lula para que todos hayan querido venir”, comentaron cerca del canciller Santiago Cafiero, en un gesto para dar todo el protagonismo posible al flamante presidente de Brasil, que llegará al país en la noche del domingo y el lunes firmará con Fernández un ambicioso acuerdo para la integración, en el que sobresalen acuerdos en materia energética y financiera. Además, tiene previsto reunirse con Cristina Kirchner.

Si la integración con Lula es prioridad, también lo fue lograr una “armonía” con Estados Unidos y China, las dos superpotencias que hoy pelean por la primacía mundial. La delegación de Estados Unidos, que encabeza el senador Chris Dodd, responde según el Gobierno a la necesidad de Washington de “mirar con mayor sensibilidad lo que pasa en Sudamérica”, mientras China -socio natural de la Celac, fundada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez hace poco más de una década- fue un poco más allá en la gestualidad con el “elogioso” (según los funcionarios que lo chequearon) video que envió el presidente Xi. “Estados Unidos nos elogia, pero no nos da crédito, China sí”, diferenciaron desde el Gobierno para justificar la mayor cercanía con el gigante asiático.

En esa búsqueda frenética de “manejarse bien con todo el mundo” al decir del cantante catalán Joan Manuel Serrat, la Casa Rosada y la Cancillería encendieron la mecha de la oposición, al invitar a Maduro, Díaz-Canel y Ortega, aunque éste último -que vive un aislamiento casi total, solo vinculado con países como la Rusia de Vladimir Putin o Irán- decidió enviar a su canciller, Denis Moncada.

Las reacciones ante la anunciada presencia de Maduro (en Cancillería abren una hendija y no descartan un eventual faltazo de última hora, como ocurrió en la asunción de Lula, el primer día de este año), fueron desde quienes pidieron, como la titular de Pro, Patricia Bullrich, la “detención inmediata” del venezolano, hasta quienes, como el diputado Alberto Asseff, subrayaron que “abrirle las puertas de nuestro país a tres odiosos dictadores implica una notable contradicción” en materia de defensa de los derechos humanos. En el medio, el Foro Argentino por la Democracia en la Región (Fader), conformado por diputados de la UCR y Pro, exembajadores y representantes de la cultura, denunció en la Justicia a Maduro, Díaz Canel y Ortega por violaciones a los derechos humanos.

“Los que critican quieren cambiar el eje de la discusión, lo que quieren es evitar la foto que se va a armar entre los presidentes, la mayoría de sesgo progresista, que hablan de recuperar la Patria Grande”, desafió el embajador argentino en Venezuela, Oscar Laborde, el jueves en FM Milenium. “No es que nos parece todo bien lo que está sucediendo (en Venezuela), pero mucho menos nos parece todo mal”, sostuvo el viernes pasado a El Destape la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, a modo de defensa de la invitación a Maduro. El Presidente, en tanto, ya confirmó una reunión bilateral con el cubano Díaz-Canel, sucesor de Fidel y Raúl Castro desde octubre de 2019, durante la jornada del miércoles.

Jaime Rosemberg

CELAC Lula da Silva Alberto Fernández Cumbre

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