Durante más de una década, Catamarca fue gobernada por Lucía Corpacci (2011–2019) y Raúl Jalil (2019–presente), ambos del mismo signo político. El resultado económico de sus gestiones es contundente: la provincia tuvo la peor caída del Valor Agregado Bruto (VAB) de todo el país, con una contracción del 10,5% entre 2011 y 2022.
Mientras otras provincias crecían o resistían el estancamiento, Catamarca se hundía. No por falta de recursos, sino por falta de visión, planificación y decisión política.
📉 Administrar la decadencia
Corpacci y Jalil no lideraron un proceso de desarrollo: administraron el empobrecimiento estructural. Bajo su conducción, Catamarca perdió peso económico, oportunidades laborales y competitividad regional. La falta de diversificación productiva, la dependencia de fondos nacionales y la escasa infraestructura fueron marcas registradas de sus gestiones.
📊 El contraste nacional
Mientras Jujuy (+22,8%), Santiago del Estero (+23,1%) y Misiones (+17,1%) y Neuquén (+57%) lideraban el crecimiento, Catamarca retrocedía. Mendoza (-7,6%), CABA (-6,1%) y San Juan (-5,3%) también mostraron caídas, pero ninguna tan profunda como la catamarqueña.
🔍 ¿Qué falló?
• Falta de planificación productiva a largo plazo.
• Ausencia de políticas de incentivo para el sector privado.
• Dependencia excesiva de fondos nacionales sin generación de riqueza local.
• Escasa infraestructura para atraer inversiones sostenibles.
Mientras provincias como Formosa, Santiago del Estero o Santa Cruz lograron crecer más del 20% en el mismo período, Catamarca retrocedió. No por falta de recursos, sino por falta de visión.
🔍 ¿Qué dejó esta década?
• Una provincia más pobre, más dependiente y menos competitiva.
• Una dirigencia que eligió el cortoplacismo y el clientelismo por sobre el desarrollo.
• Una sociedad que merece mucho más que gerentes de la pobreza.
📌 Conclusión
Catamarca necesita líderes que impulsen el desarrollo, no administradores del estancamiento. La década 2011–2022 quedará marcada como una oportunidad perdida, donde la política se volvió cómplice del empobrecimiento.
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