Hoy reafirmo lo dicho y mostraré otros testimonios documentales que permitirá a los lectores tomar clara idea de lo que estamos hablando.

Es penoso que a pesar de haberlo escrito en medios gráficos, expresado en radiales y personalmente expuesto en todos los niveles que creía se interesarían, no se haya realizado ninguna acción positiva para evaluar si lo dicho era simplemente la apreciación de un aficionado sin experiencia geológica en el conocimiento de ese curso de agua o PODRÍA TENER ALGÚN PUNTO DE ALARMA QUE LUEGO HAYA EVITADO UNA CATÁSTROFE DE LA MAGNITUD DE LA OCURRIDA EN EL RODEO QUE CONSTERNA CON SÓLO MENCIONARLA.

Veré el espacio que me permite el sitio para, esta vez, agregar testimonios visuales dejando para una última entrega otros recortes de diarios con sus ilustraciones y llevando a conocimiento de quienes me leen ( han sido muy generosos conmigo en la entrega de ayer), cómo es el río Ambato cerca de sus nacimiento y con la alimentación de otros brazos como ser el “ Mardoqueo y su voluminosa carga”

Insisto que con la tecnología actual, seguramente se podrían tener certezas que con los medios que contábamos en aquel tiempo eran directamente imposibles de practicar: alpargatas y sólo la fuerza y maña de cada uno. Peleando con la potencia del agua y poniendo a salvo, brazo en alto el equipo fotográfico, resbalándonos y patinando como si estuviésemos en plena tarea lúdica por esas cascadas no tan altas pero muy pronunciadas y largas.

Resultado: El río 1, el Pila y Alberto 0.

Las fotos que acompañan esta nota son todas las que pude tomar incluso a riesgo de no saber si habían salido o no pues eran originales diapositivas color, que para peor de las situaciones angustiosas, no se revelaban en Argentina sino en México o Canadá si mal no recuerdo, volvían en bonitas cajas de kodachrome II o ektachrome pasado largo tiempo. Allí uno se despachaba si aquella salida había sido fructífera o habría que volver nuevamente a intentar con blanco y negro (que estaba bien para ilustrar las notas de diarios y algunas revistas).

Pasa el tiempo como el agua por piedras conocidas y no dejo de estar muy impresionado por el lecho de piedras que tapizaba la salida del cañadón del río de Mardoqueo. ¿De dónde vinieron esas rocas? No es común que trajinen con ellas los extraterrestres y nos las pongan en ese sitio para hacernos creer alguna cosa… .Yo me cierro en mi teoría: salieron de la garganta profunda con tal fuerza y empuje que hicieron un lecho inverso a un tapiz de césped con salvias de la puna, yaretas, menta, y cien yuyos para el mate que sólo el amigo Pila conocía con sabiduría de Hyeronimus, Lorenz, o más cerca, el propio Miguel Lillo o Pedro Ignacio Acuña.

Fotos: sugiero abrir las mismas para apreciar la magnitud de lo expresado.

Foto 1.- El cañadón del río de Mardoqueo en su salida a unirse al brazo principal del Ambato.-

Foto 2.-Derrumbes internos en las paredes de la garganta.-

Foto 3:- El baqueano José Carrazana caminando por sobre el lecho de piedras hacia la entrada de la garganta.-

Foto 4.- Publicación en Diario la Unión en 1978 de la documentación lograda y hecha pública.

fotos: Alberto Lindor Ocampo