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Opinión

El Frente de Todos atraviesa su "parálisis final" cruzado por internas infinitas e irresolubles

El Frente de Todos quedó atrapado en un problema sin salida. Ya no hay margen para gestionar, para encontrar caminos en común, para enderezar un barco que se hunde. Sergio Massa ya no puede mostrar la autonomía que exhibía al principio de su gestión: fue hace dos meses. Todavía tiene dificultades para contar cuál es su programa económico. Se trata de la "parálisis final": ya no hay salvadores en el banco de suplentes, ni diálogos de líderes ni institucionalización posible. A partir de ahora todo es "sálvese quien pueda".

En los últimos días, Massa volvió a quedar atrapado en la lógica de la rosca, de la que nunca puede salir. Es casi como su karma.

El lunes fue a un acto en Cañuelas, el martes a Hurlingham a darle un apoyo moral a la reasunción de Juan Zabaleta como intendentes. A la tarde fue con gobernadores del "norte grande" para hablar de los subsidios al transporte, discutir obras y un nuevo nodo tecnológico. Mientras, los problemas económicos se desbordan: la inflación no cede, los salarios no alcanzan y no hay horizonte de previsibilidad.

Apenas logró mostrar la suba del mínimo no imponible con una mejora para una parte de los trabajadores. No es suficiente para dar un vuelco en la gestión: esa mejora siempre corre atrás de la inflación

Todavía no logró hacer pie en una negociación a fondo con las empresas para evitar la remarcación de precios. Y cada anuncio del anuncio que se hace es una oportunidad para que las compañías remarquen antes de acordar.

Aunque en el fondo hay un problema político más grave.

Lo que dejó el 17 de octubre

La marcha del 17-O dejó una fractura expuesta en el Gobierno. No solo por la multiplicidad de actos, sino por la multiplicidad de mensajes.

Por un lado, la marcha principal de Plaza de Mayo encabezada por Pablo Moyano y su Frente Sindical, La Cámpora e intendentes del conurbano. Por otro, el establishment peronista:

  • Un presidente casi en soledad inaugurando obras al lado de unos pocos leales (y de Axel Kicillof)
  • Movimientos sociales que armaron una contracumbre en La Matanza, casi como una afrenta al intendente más poderoso del conurbano.
  • La CGT oficial haciendo un lanzamiento político en un microestadio con un promedio de edad de 70 años y reclamando más lugares en las listas de las elecciones 2023.
  • El Frente Renovador de Sergio Massa armó un acto en Tigre. Sencillito.
  • Juan Manzur, jefe de Gabinete y representante de los gobernadores en el Gobierno, se quedó en Tucumán y avisó que el año que viene va a estar haciendo campaña y que deja su rol en Nación.

Lo interesante es que en ese conglomerado había mucho volumen político -el círculo rojo del peronismo- pero no había votos.

Repasemos:

  • Alberto Fernández fue el jefe de campaña de Florencio Randazzo en 2017 que no superó el 5%.
  • Sergio Massa sacó el 11% en 2017 y tuvo que volver al peronismo para evitar el hundimiento final.
  • Los dos líderes de la CGT oficial jugaron en la última elección en que fueron separados del kirchnerismo con Randazzo (Daer) y Massa (Acuña). Nunca aportaron votos.
  • Los movimientos sociales, enfrentados con La Cámpora, también habían apostado a Randazzo. Hubo algún sector que jugó por afuera de ese armado, sin demasiado éxito electoral.
  • Los gobernadores del norte (y sur) -representados alegóricamente por Manzur- suman votos en sus provincias, pero a nivel nacional no tienen peso relativo.

Del otro lado, en Plaza de Mayo estaban los votos. La Cámpora con el poder de fuego de Cristina Kirchner. Los intendentes del conurbano bonaerense que siguen dominando el territorio más poblado del país. Y la fuerza del sindicalismo más combativo, con Pablo Moyano a la cabeza.

Dato al pie: mientras Pablo y Máximo hablaban en contra de las empresas, se vio a un Facundo Moyano sacado despotricando contra La Cámpora y hablando a favor de los empresarios:

  • "Yo renuncié a la banca para que no me conduzca la Cámpora"
  • "La Cámpora es el Gobierno y es el poder. Hay un discurso antiempresario"
  • "El Gobierno está teniendo una gestión que es muy mala"
  • "El ajuste lo está haciendo la izquierda"
  • "Hoy, los trabajadores tienen cada vez menos derechos, donde los jubilados cobran por debajo de la canasta alimentaria. ANSES, que no lo maneja Marcos Galperín ni Paolo Rocca... esto para los que tienen un discurso anti-empresario, el peronismo es con los empresarios".

Los reclamos de Máximo Kirchner

Pero volviendo al peronismo para-oficialista en la marcha salieron varios reclamos a la par que fueron planteados por Máximo Kirchner en su discurso.

  • “No hay más grande orgullo para un hijo de un hogar peronista poder hablar en esta inmensa asamblea popular". Primera cuestión: planteó ese acto como una asamblea popular.
  • "El tema de la deuda no está solucionado. La curva de vencimientos es un verdadero problema”.
  • "Se necesita una suma fija que nos saque del ahogo",
  • "Del otro lado se avecinan tres flexibilizaciones: la laboral, la impositiva y la ambiental".

Mientras hablaba Máximo, la gente coreaba “Cristina Presidenta”. ¿Escuchará al pueblo la expresidenta?

También Máximo Kirchner hizo referencia a lo que se vivió en la cuarentena. Como hace Alberto.

Agradeció a los trabajadores de la pandemia. Lo extraño fue que puso al mismo nivel a los médicos y enfermeros que a los recolectores de residuos. Todo un gesto al compañero Pablo Moyano.

Tuvo otro párrafo al respecto: cuando mencionó a los trabajadores como “los que aceptaron durante la pandemia ganar menos, hoy están esperando que dejen de traicionarlos”.

La referencia es que durante la pandemia algunos gremios aceptaron reducir sus salarios en función de que no estaban yendo a trabajar.

Parece que esta frase desconoce el esfuerzo que hicieron la gran mayoría de las empresas (en general pymes) por sostener los puestos de trabajo en momentos en que la facturación era cero. Y vale recordar que la actividad permaneció cerrada por una decisión del Estado que -con el diario del lunes- no queda claro que haya sido la más correcta.

Desde el otro costado millones de trabajadores informales se quedaron sin ingreso durante meses y solo recibieron tres insuficientes cuotas de un IFE de $10.000 cada una. Es por lo menos raro plantear que los únicos que perdieron en ese escenario fueron los trabajadores formales.

Quizás Máximo Kirchner -y el kirchnerismo en general- deban ajustar un poco su diagnóstico sobre lo que vive el país, en función de las decisiones que el gobierno -su gobierno- tomó durante estos casi 3 años de gestión.

¿Crisis terminal?

El problema de todo este escenario que describimos es que al peronismo le quedan un año hasta las elecciones y 14 meses hasta que entregue el mandato. Y con esta configuración de poder imposible tiene que gobernar. Hay un sector que parece más interesado en plantarse como oposición al próximo gobierno que en ayudar a esta gestión a que le vaya bien.

El panorama es más desolador cuando se ve que el Frente de Todos fue gastando las balas de plata que tenía para intentar darle un vuelco a la gestión.

El dispositivo de poder del Frente de Todos neutralizó a Alberto, lo desdibujó a Manzur, lo dejó pintado al óleo a Scioli, se tragó a los “peronistas clásicos” (Aníbal, Julián Domínguez, Rossi, Filmus) y ahora apunta a deglutirse a Massa.

Empieza la fase del "sálvese quien pueda". En el medio, una sociedad que reclama soluciones y un discurso antipolítico más instalado y cada vez más peligroso.

Pablo Winokur

17 de octubre crisis divisiones frente de todos Internas opinión politica

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