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Opinión

¿El odio es más fuerte que el amor?

Como bien lo sintetiza el filósofo y pensador del siglo XVIII Thomas Hobbes: "Homo homini lupus"  locución latina que significa "El hombre es el lobo del hombre".

O como expresa sabiamente la conocida canción folklórica: "...Porque es el hombre el único animal capaz de odiar".

O como también lo dice la canción del Mago de Hoz: "Dicen que de todos los animales de la creación, el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre, y habla sin tener nada que decir…"

Si nos remitimos a los orígenes de la humanidad según el simbólico relato de la Biblia, en su primer libro "Génesis", expulsados Adán y Eva del Paraíso por Dios en castigo a su desobediencia, forman una familia, y sus primeros hijos son Caín, el mayor, y Abel, el segundo.

Siempre según el relato bíblico, Caín y su hermano Abel presentaron sus ofrendas  a Dios. Al verlas, Dios prefirió la ofrenda de Abel a la de Caín, quién enloqueció de celos y mató a su hermano.

Así que la historia de la humanidad comienza con un fratricidio, no con un acto de amor fraterno.

El hombre primitivo lucha con los elementos de la naturaleza, con los animales depredadores, y con sus pares, los otros homínidos, por la subsistencia, por la comida, por el territorio, por la cueva que le sirve de morada, por la posesión del fuego, por la hembra, etc. Su vida, con poca expectativa,  implica una constante lucha.

A medida que va evolucionando, se reúnen en comunidades, tribus y pueblos. Y allí surgen las luchas entre los grupos organizados.

La Biblia, que también es una maravillosa historia del pueblo de Israel, está colmada de los relatos de estas contiendas.

Por ej, y solo a título  ilustrativo recordemos: "Los filisteos invadían  constantemente el territorio israelita. Después de ser tomado cautivo por los filisteos, señala el capítulo 16 del Libro de los Jueces, Sansón mató a 3.000 adversarios haciendo que el templo cayera sobre ellos". Ó "En el Día del Rey Saúl, los israelitas lucharon nuevamente contra los filisteos, y, el Primer Libro de Samuel versículo 17, narra cómo el joven David mató a su guerrero más fuerte, Goliat…"

Como vemos, la historia de la humanidad es una historia de violencia, odios, luchas y muerte.

La agresividad es un instinto de los humanos, según Sigmund Freud.

¿Es responsable nuestro instinto biológico de tanta violencia, como vemos a diario, o debemos mirar también en dirección a nuestra cultura, nuestra educación, los valores que nos fueron inculcados y las reglas que imponen la sociedad y la ley?

Recuerdo cuando éramos niños, y nuestra máxima aspiración de diversión era poder ir al cine los domingos. En nuestra cándida inocencia clasificábamos,  con nuestro básico vocabulario, las películas en cuatro géneros: De vaqueros, de guerra, de policías y ladrones y de amor. Podíamos ver las tres primeras, con armas, tiros, peleas, muertos, etc., pero las últimas, las de amor, nos estaban prohibidas.

Observo con asombro los juegos electrónicos en las computadoras y teléfonos, de los que ahora no se puede separar a los niños. Todos son de combates, muertos, zombis, armas, explosiones que hacen volar todo por los aires, etc, que subliminalmente les van inculcando la cultura de la violencia. Cuando se los quiere sacar proponiéndoles por ej. jugar dominó, royal ludo o damas, se niegan porque "son aburridos".

¿Cuál va a ser el fenotipo que van a cargar estos niños? Lógicamente el formado por los elementos con que  se criaron.

La primera guerra de la historia de la humanidad de la que se tiene registro por quedar asentada en tablillas de arcilla, sucedió en Summer, entre las ciudades estado de Lagash y Umma, por el control de la rica y fértil llanura fronteriza de Guedenna, al sur de la Mesopotamia, en la confluencia de los ríos Éufrates y Tigris.

La primera batalla de la que se tiene constancia tuvo lugar en el año 1469 antes de Cristo. Ocurrió en Megido, en Palestina, y se enfrentaron el faraón egipcio Tutmosis III y el rey de Canaán Kadesh por la dominación de sus territorios.

Desde entonces, millones de personas han perecido en guerras, esclavitud y masacres de todo tipo provocadas por el propio hombre.

Cristo vino a traernos la doctrina del amor, del perdón, de la no violencia, y fue sentenciado a morir en la cruz, y sus seguidores enviados al coliseo romano para ser despedazados por las fieras para diversión y jolgorio de los ciudadanos.

El filósofo economista Friedrich Engels, en su libro  "El papel de la violencia en la historia", publicado en 1888, dice en un párrafo: "...Apliquemos ahora nuestra teoría a la historia contemporánea de Alemania y a su práctica de la violencia a hierro y sangre. Veremos claramente la causa de que la política de hierro y sangre había de tener éxito temporal y de que deba hundirse por fin"....

Sólo contabilizando los conflictos bélicos del siglo XX, se estiman en más de cuarenta millones los muertos en ocasión de los mismos.

La peor conflagración en la historia de la humanidad, la rebelión de An Lushan,  tuvo lugar en China entre los años 755 y 763. El general que da nombre a la revuelta se levantó en armas contra la reinante dinastía Tang, que tras un periodo de esplendor, había entrado en decadencia. En solo ocho años perecieron 36 millones de personas.

La irrupción de Gengis Khan (1162-1227) en la estepa asiática supuso un antes y un después en la historia del mundo. Las hordas de los mongoles arrasaron allí por donde pasaron para conformar uno de los mayores imperios jamás conocidos: abarcó desde el extremo oriente hasta los confines mismos de Europa. A lomos de sus pequeños caballos, sus guerreros estaban perfectamente adaptados a los largos viajes que les impuso la imparable marcha impuesta por el gran Khan.

En su periplo, se calcula que fueron muertas unas cuarenta millones de personas.

Las teorías económicas son la explicación más corriente del porqué la humanidad siempre está en guerra.

Desde Platón hasta los analistas contemporáneos coinciden en que una guerra, en primer lugar, es un intento de apoderarse de los mercados y recursos naturales de otros países. También se aducen razones geopolíticas, o el afán de expansionismo y sumar poder  de líderes mesiánicos.

No nos olvidemos de las guerras religiosas o Santas, también conocidas como " Guerras en nombre de Dios", como las guerras de religión en Francia, con la terrible matanza de Hugonotes la noche de San Bartolomé; las Cruzadas a Tierra Santa; la Yihad islámica,  etc. por recordar algunas. En el curso de la historia de la humanidad, las guerras en el nombre de Dios han sido tanto o más importantes que las originadas por otros motivos.

La realidad es que la guerra significa  un verdadero desastre, una emergencia o un caos provocado por el hombre, que determina la desorganización y destrucción total de la sociedad, dañándola desde todos sus puntos de vista. Además de los tremendos  perjuicios económicos y pérdida de vidas, o invalidez física, provoca una afectación ostensible de la salud síquica del hombre con un aumento significativo de los trastornos mentales. La violencia sexual utilizada como arma de guerra ha traído como consecuencia que las mujeres, las jóvenes, e incluso niñas, son a menudo sometidas, violadas, secuestradas y forzadas a la esclavitud sexual o a cualquier tipo de abuso; son vejadas, humilladas y dañadas en lo más profundo de sus sentimientos psicológicos, éticos y morales.

Los niños, obligados muchas veces a participar como soldados, sufren de agresividad, terror durante la noche, enuresis,  ansiedad y depresión.

Los secuelas siquiátricas predominantes son: Trastorno de estrés postraumático, trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, trastornos emocionales, conductuales, abuso de alcohol y otras sustancias tóxicas, y suicidio.

Dijo el Premio Nobel de Literatura Thomas Mann “La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz”.

El recordado líder político John F. Kennedy expresó: "El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Sino, ésta establecerá un final para la humanidad”.

Me gusta el pensamiento de Heródoto de Halicarnaso: “Ningún hombre debe ser tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba y en la guerra son los padres quienes llevan a sus hijos a la tumba”.

El alguna vez censurado escritor Henry Miller por sus libros con contenido erótico sintetiza diciendo: “Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”.

El humanista Erasmo de Rotterdam expresa: “La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa”.

He llegado al final de esta nota y sigo sin poder responder el interrogante que le da título. ¿Qué piensan ustedes, amigos que tienen la deferencia  de leerme?

Ilustración: Caín matando a Abel, óleo sobre lienzo, Michiel Coxcie, pintor flamenco (1499 - 1592) Museo del Prado. (foto interna)

 

Dr. Jorge F. Chayep

Argentina Caín y Abel Catamarca el amor el odio Guerra Historia Universal Museo del Prado

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