Lo dijimos antes y lo reiteramos, Catamarca es rica en minerales, como el litio, que se extrae desde hace más o menos 25 años en forma sostenida y progresiva, pero que ahora debido al aumento exponencial de la demanda, ha aumentado considerablemente el precio, provocando un “boom” en su explotación y en cierto modo un clímax conocido como la fiebre del oro blanco.

Todas estas noticias, serían buenas noticias para los habitantes de nuestra provincia, si estuviéramos preparados para afrontar el gran  desafío, que sin dudas redundaría en un enorme progreso para todos los habitantes. A contrapelo, la realidad es muy distinta y solo se ponen eufóricos nuestros gobernantes, algo inentendible si se analiza con profundidad el tema, ya que no hay mucho para festejar, viven en una burbuja, desconectados de la realidad.

En una entrevista en el diario La Nación, el especialista en electroquímica, Ernesto Calvo, declaró que a la provincia le queda solo el 0,6 % en concepto de regalías, que comparado con lo que recibe el gobierno chileno, que han adoptado un sistema que a partir de que el precio de la tonelada supere los u$s 10.000,00, el porcentaje de regalías pagadas por las empresas sube. Hoy el precio de la tonelada de litio es de u$s 72.000,00. Con ese método Chile recibe un 40 % de regalías.

Otra cuestión a considerar es que el mineral sale como materia prima a muy bajo valor con poco valor agregado, ahí tenemos otro desafío. No es nuevo, pero gracias a la impericia de nuestros gobernantes, el esquema se torna repetitivo. La inoperancia puede responder a diversos factores o bien no están lo suficientemente preparados para afrontar una oportunidad que puede o no, ser única o están haciendo procedimientos poco transparentes. Entonces la política minera del litio comparada con Chile se transforma en algo terrible, pasa a ser un muy mal negocio para la mayoría de los argentinos y especialmente para los catamarqueños.

Muy importante y para tener en cuenta es que, con el boom de inversiones de las empresas mineras, toda vez que   estamos frente a un excelente negocio, las oportunidades se extenderán un mínimo de 10 años según los especialistas. En consecuencia existen una cantidad muy importante de obras de infraestructura para explotar mayor cantidad de yacimiento de litio.

Aunque todavía la demanda es incipiente, crece y se percibe un fenómeno de crecimiento en  la cantidad de empresas constructoras que están ofreciendo servicios a las empresas mineras, pero lamentablemente la mayoría son foráneas con muy baja incidencia de empresas locales y de mano de obra local.

Como oportunamente lo ha manifestado, una y otra vez, el diputado provincial del Frente Amplio Catamarqueño, señor Hugo Ávila, el gobierno debería defender más a las empresas locales, ya que los trabajos no requieren de una tecnología elevada, son trabajos de movimiento de tierra simples, que requieren mucho capital que son aportados por empresas extranjeras. Es decir, deberíamos desarrollar una legislación acorde a la circunstancia económica que nos toca vivir, de manera que la mayoría de esos capitales queden en la provincia.

Desagraciadamente esta película ya la hemos visto, pues lo que la sociedad catamarqueña esperaba con la explotación de Bajo La Alumbrera nunca se cumplió, ya que una gran cantidad del personal era foráneo, en tanto que la mayoría de las empresas prestatarías de servicios también lo fueron.

Con respecto al pago de regalías, es evidente que son muy bajas porque si fueran representativas, no tendríamos los problemas de instalación en servicios esenciales como electricidad e internet, y en materia de salud pública, con seguridad no tendríamos la pésima infraestructura edilicia actual, en un estado calamitoso que avergüenza a propios y a extraños. Tampoco los sueldos paupérrimos que tenemos en  la administración pública y gran parte de los empleados privados de la provincia. Todo resulta ser muy oscuro, poco transparente y perjudicial para el colectivo social.

También es muy importante ver la factibilidad de usar nuevos métodos que se están probando y que significarían un ahorro muy importante en el uso del agua. Esto es de vital importancia, por lo que significa el agua para las poblaciones, ya que todo lo expresado en esta nota debe ser consensuado con las comunidades que viven en las zonas mineras.

La confrontación  actual, es consecuencia de la inoperancia manifiesta de un gobierno, que lejos de dialogar y respetar el estado de derecho, se mueve a través de la fuerza y la imposición, sin licencia social y a los empellones, lo que demuestra autoritarismo, no autoridad, que sería lo correcto. Se vislumbran vicios en las relaciones contractuales entre la provincia y las empresas mineras. Esas anomalías, sin dudas, redundan en la afectación del medio ambiente, porque el centro de la relación contractual está sesgada a otras cuestiones, que son relativamente sencillas de imaginar como la notoria falta de transparencia en la administración de los recursos de los fondos fiduciarios.

Debemos pegar un volantazo, comenzando por hacer valer nuestros derechos y que recibamos lo que nos corresponde por ser los dueños de los yacimientos mineros (Por el art. 124 de la Constitución Nacional, Ymad S.E. y La Universidad Nacional de Tucumán deberían retirarse de la ecuación minera de Catamarca, desde el año 1994, que la propiedad minera es exclusiva de cada provincia)  y que la minería, además de ser viable, sea sustentable, ya que en la escala de valores, existen derechos humanos de mayor jerarquía, que hay que respetar. No podemos desaprovechar la oportunidad, debemos generar en materia de minería, un salto cualitativo y cuantitativo, ya que no hay muchos lugares en el mundo con yacimientos de litio y la igualdad de oportunidades tiene que estar presente en el orden del día, del mismo modo que la sustentabilidad de las explotaciones.

Todo el derrotero indicado por nuestra parte, señalando los errores que comete el gobierno y los aciertos que como sociedad necesitamos concretar en pos del estado de bienestar deben ser posibles, con gobernantes probos y capacitados, que estén al servicio de la comunidad, que no interpreten la administración de la cosa pública como si fuera un derecho de propiedad personal, donde los negocios están reservados a pocos y la mayoría siga siendo espectadora de una nueva frustración. Cada dos años, la democracia ofrece una oportunidad a quienes estén dispuestos a gobernar con ese espíritu de servicio, atendiendo al bien común, desarrollando una minería sustentable y transparente. Es posible.