Es por esa razón que la existencia de denuncias y causas judiciales actualmente en curso, debido principalmente a una justicia federal amañada, han alimentado esa percepción en parte de la sociedad argentina.
Durante los últimos años, la Justicia avanzó, lentamente, quizás porque muchos de los integrantes de la magistratura, antes que jueces, sienten una pasión ideológica irrefrenable, en decenas de expedientes que se ventilan por presunta corrupción vinculados a funcionarios de gobiernos kirchneristas, incluyendo casos muy mediáticos como la Causa Vialidad, en la que Cristina Fernández de Kirchner fue condenada a seis años de prisión por administración fraudulenta. También figuran condenas o procesamientos a exfuncionarios como Amado Boudou, Julio De Vido, Ricardo Jaime o José López, entre otros.
Justamente fueron ellos quienes no actuaron solos sino que convirtiweron al Estado nacional en un campo minado para los futuros gobiernos de signo contrario.
Según un relevamiento, al menos 28 dirigentes kirchneristas han sido procesados por la Justicia en distintas causas que incluyen delitos como asociación ilícita, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Además, el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de Transparencia Internacional ubicó a Argentina en el puesto 99 de 180 países, con el mismo puntaje que en 2023, lo que indica que la percepción de corrupción en el sector público sigue siendo alta.
Quienes sostienen tu afirmación argumentan que esta red de funcionarios y aliados en el Estado puede obstaculizar o desgastar a administraciones posteriores, ya sea mediante resistencia burocrática, manejo de recursos o influencia en áreas clave. Por otro lado, sectores afines al kirchnerismo suelen denunciar que muchas de estas causas responden a “lawfare” o persecución judicial con fines políticos, y que no todas las acusaciones derivaron en condenas firmes.
El caso de Diego Orlando Spagnuolo es distinto aunque estalló como una granada en campo minado en pleno proceso electoral y la afinidad con el presidente Milei y su hermana Karina, era total. El presidente sabía a quien nombraba cuando se inició su gobierno, pues la trayectoria del letrado era bien perfilada como casta peronista.
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