El primero de marzo, luego del discurso de Javier Milei, creo que muchos quienes lo votaron o no, se vieron poco menos que sorprendidos, y en lo que nos ataña al tema que estamos tratando, creo que fue un discurso de temas imbuidos de preceptos éticos, es decir, el presidente llama a modificar conductas, es decir, él describe esta conducta que tenía la clase política, o la corporación, o “la casta” -como él le llama-, de gastar en lo innecesario, como una política dirigida a aprovecharse de los bienes de Estado.

El presidente llama a enderezar esta conducta, porque no hay impericia, según dice. Y cuando habla de impericia, no es un término ocurrente, la impericia se usa para definir algunas conductas que no son culposas, sino intencionales.

Un tema también que podríamos referirnos, es que no hizo ninguna referencia a la Justicia, más allá de pacto, o de lo que convoca a la disciplina fiscal, pero, tiene que ver con algo de lo que venimos hablando, es del rol que se le asigna a la Justicia, y ahí podríamos ver que es lo que está pasando.

Para mí la cuestión de no hablar de la Justicia, de no recriminarle, aun siendo toda la población consiente, que frente a los actos que hemos venido viviendo a los 20 años de gobierno, y a todas las cosas que, además, en ochenta días, la sindicatura general de la nación ya investigó hechos que son aberrantes desde el punto de corrupción, y chocantes. Y concluyeron que donde tocan algo, algo “desarreglado encuentran”.

Por eso a mí me parece, que, al no mencionar a la justicia, el presidente tiene que ver con la oportunidad y conveniencia de él, oportunidad porque él también tiene claro que la Justicia, -y además considerando el ministro de justicia que ha puesto-, tiene que recuperar ese rol activo para verificar en cómo va a actuar la Justicia. Y la conveniencia, por todo lo que tiene que ver la justicia, porque evidentemente, todos los actos políticos que quiere llevar adelante probablemente pasen por el control del poder judicial.

Me parece un momento en clave, donde la Justicia y los jueces particularmente, tienen que recuperar esa confianza y esa fe, que la gente tiene que tener y la gente tiene que tener en ella.

Primero, básicamente, creo lo fundamental es hacer cumplir la Ley, no hay otra forma, controlar los actos de gobierno, intervenir activamente en los actos de corrupción que se han denunciado. Los fiscales tienen la Potestad de la acción Pública, no necesitan ellos ser “activados” con una denuncia. Yo no tengo que denunciar para que actúen .. si el fiscal escucha una noticia criminal, tiene que activar su rol, porque es un representante de los intereses del pueblo.

Lo que el presidente definió, ya está definido desde el año 99 en una Ley de ética pública, que parece ser que por todo lo desajustado que venimos viendo cayó en desuso, y ahora él, ha reactivado eso. Entonces, si los fiscales no intervienen, y si no hay una ética del poder judicial que es la independencia, la autonomía, y la idoneidad, no es posible que se active eso.

Fíjate vos, que en Catamarca hay una fiscalía especial para delitos contra la administración pública, y hay un fiscal, que es el que debería intervenir en todos estos actos sensibles, que tocan los intereses de la administración pública, o que están sospechados, o que abiertamente describen conductas de despilfarro, que no debe ser controlada solamente por el Tribunal de Cuentas, no. Es una conducta de peculado, está definida en el código penal. La persona que usa bienes públicos para otros destinos que no sea el que fue afectado, está incurriendo en un hecho ilícito.

¿Qué pasa con este fiscal? todos sospechamos, ya que es una de las personas que ha sido sindicada en que no respondería a los Cánones que esperamos.

El debería actuar activando la investigación pública, peor no lo puede hacer porque es hijo de un funcionario que está hace más de veinte años. El chico ingresa al Poder Judicial sin rendir un examen, ingresa novelmente recibido, sin ninguna experiencia en derecho penal, y a pesar que hay un montón de casos que has sido resonantes, y vienen siendo denunciados por legisladores, por periodistas, y no tenemos respuestas sobre eso.

Entonces, volvemos a reclamar porqué el Poder Judicial no encontró sus propios mecanismos para depurar esas situaciones.

Hay muchísimos casos que vienen sonando, y parece ser que hay conductas de muchos funcionarios muy naturalizadas. Usar bienes públicos para trasladarse, usar o anticipar montos de obras, y no controlar que la obra se ejecute, usar el Poder político para pautar publicidad nada más que para lograr el consenso y el beneplácito y la buena voluntad de los medios periodísticos.

Todas esas conductas, que las tenemos muy encastradas en los funcionarios públicos, son todas conductas que deben ser controladas, y que incurren, y son atrapadas por figuras penales. Entonces, que pasa con los funcionarios que tienen, porque hay una cadena de desaciertos en la administración pública y en el ejecutivo, no quiero ni siquiera usar la palabra “robo”.

Se desarrollan actos de corrupción en la cabeza, y hacia abajo todo se repiten, ósea, desde el que se engancha con el beneplácito de empresas para compartir beneficios de la obra, hasta el empleado que se roba las hojas para la computadora. El funcionario público debe recuperar esa conducta de desarrollar su actividad para el bien público, tiene que pensar que no es propietario ni dueño de los bienes que administra, y tiene que dar el mayor ejemplo de austeridad para que todos los de abajo también repitamos conductas, es lo mismo que pasa en la casa, los hijos desarrollan conductas desarregladas porque los padres desarrollan malas conductas, y lo mismo pasa con los funcionarios