Quiero contar mi historia, la misma de millones de argentinos. Tengo 53 años y hace 40 que vivo en democracia. Desde que recuerdo, escuche a mis abuelos y mis padres renegar de las mismas cosas que la gente de hoy.

Ví como mi país poco a poco cayó en decadencia social, económica y de valores. Ví como los políticos elección tras elección prometían cosas que nunca cumplían. Ví como se hicieron absolutamente impunes infectando a los demás poderes con punteros y militantes preferentemente sin experiencia, sin carrera y serviles.

Ya enterré a mis abuelos y padres, y seguimos en caída constante. Siempre pensé que haciendo lo correcto en forma individual ayudaba a la sociedad. Que siendo responsable y persiguiendo el bien común bastaba. Muy equivocado estaba. Estas reglas básicas de toda sociedad no funcionan cuando tus líderes solo satisfacen sus intereses personales y se limpian los pies con el bien común.

Solo basta mirar a la pobreza que han llevado a casi la mitad del país, ya la que quieren llevar a la casi otra mitad, todos los que gobernaron hasta hoy. En marzo del 2020 me manifesté por primera vez con un video que se hizo viral, en contra del “Presidentitere Fernández”, cuando gozaba de toda su popularidad, rogándole que legitime ese poder que le regalaron y haga bien las cosas. Ahí está el “mequetrefe”, en el olvido antes que entregue el poder que nunca tuvo.

Ayer, sin haber seguido las distintas campañas por hartazgo, y absolutamente desilusionado concurrí a votar, junto con mi única hija, con intención de votar a JxC, considerando que era el menos peor, con posibilidades de ganarle al “panqueque impresentable, Magister en pensar en sí mismo precandidato de UxP”.

Antes que nosotros entró a votar una jovencita que salió rápidamente reclamando que no estaban todas las boletas. En ese instante mi hija me dijo “yo haría lo mismo si no hay votos de Milei”, presintiendo que a esa joven le había ocurrido lo mismo. Cuando entré a votar, y aún mi intención de votar a JxC, recordé a la joven y a mi hija, y al ver a los mismos de siempre en las costosas boletas, instintivamente voté la lista completa de Milei.

A la noche viendo los resultados y escuchando a los candidatos de JxC decir las mismas cosas del 2015 que nunca hicieron; al pigmeo cerebral de Kicillof defendiendo a gritos a la condenada CFK y prometiendo más “kunitas y planes”, a Massa invocando la justicia social y el aumento a los jubilados, todas frases hechas…, agradecí haber votado al loco de Milei.

Contagiado por esa esperanza de la juventud, y de mi hija en especial, que, amando a su país, ya tenía planes de abandonarlo para un futuro mejor. Ruego que esta historia sirva para dar esperanza a los que ya hartos de desilusiones no la tienen; para motivar a los que no votaron; y para confiar y apoyar a nuestros jóvenes, que decidieron seguir a ese loco, que no ha tenido la oportunidad de gobernar, y que, si tiene responsabilidad, y en claro el concepto de bien común tendrá asegurado su éxito, y un lugar digno en la historia; confiando en que para hacer las locuras que promete, estará más lúcido y cuerdo que nunca. ¡¡¡Dios ilumine a mi Argentina!!!