El proceso inflacionario actual se ha venido construyendo casi sin excepción durante las últimas dos décadas, cuando el BCRA se transformó en una caja del Tesoro nacional. Solo en los últimos 4 años, el financiamiento del BCRA al Tesoro, directo a indirecto, alcanzó los 18 puntos del PBI.
Con los primeros datos de octubre, el ritmo de suba de los precios apuntaba a que el IPC del mes volvería a estar en un dígito y cerraría por debajo del 10%. Sin embargo, con la profundización de la corrida contra el peso y el arrastre de septiembre, lo más probable es que el mes vuelva a estar en los dos dígitos. Si, encima, sobre esto ocurre un nuevo salto del tipo de cambio oficial sin programa económico, entonces octubre podría quedar incluso por encima de agosto y septiembre.
No es extraño entonces que el BCRA apunte a subir la tasa de las Leliqs. Si bien esto presionará sobre los pagos de intereses futuros, es una de las pocas herramientas que hoy tiene el Central para contribuir a frenar la corrida.
El factor clave para el último trimestre del año es político. Según cuál sea el resultado electoral y la reacción de los candidatos, empezará a bajar la incertidumbre y mejorar las expectativas, o viceversa. Cuánto más consenso se logre sobre las reformas que necesita Argentina, y más puentes se tiendan para lograr un apoyo mayoritario en esta dirección, menos incertidumbre habrá. Lo negativo es que la herencia va empeorando semana a semana; crecen el endeudamiento y el déficit fiscal. Pero también va empeorando el marco de leyes y regulaciones económicas.
Escrito por Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso