Por Jennifer Llamus

En el tejido de la experiencia humana, la noción de "mala suerte" ha persistido a lo largo de las generaciones como una sombra que, en ocasiones, parece empañar nuestros destinos. Sin embargo, detrás de esta aparente influencia cósmica, es crucial examinar si la mala suerte es un fenómeno real o simplemente una construcción cultural.

Desde una perspectiva crítica, la idea de tener mala suerte se desvanece cuando se analiza en el crisol de la evidencia científica. Los eventos negativos que a menudo atribuimos a la mala suerte pueden explicarse mediante factores tangibles como decisiones individuales, circunstancias externas o simplemente el azar. La mente humana, en su búsqueda de patrones y significados, tiende a encontrar causalidades donde no siempre existen.

Los factores que a menudo se consideran como "de mala suerte" varían según las creencias culturales y personales. Aquí hay algunos ejemplos comunes:

Número 13: La triscaidecafobia es el miedo irracional al número 13. Muchas personas consideran que el viernes 13 es un día de mala suerte. Esto tiene raíces en la tradición y la superstición, y algunos edificios incluso omiten el piso 13.

Espejos rotos: Romper un espejo se asocia a menudo con siete años de mala suerte. Esta creencia tiene sus raíces en la antigua Roma, donde se creía que el reflejo en un espejo representaba el alma, y romper el espejo representaba dañar el alma.

Gato negro: En algunas culturas, se cree que un gato negro cruzando tu camino trae mala suerte. Sin embargo, en otras culturas, el gato negro se asocia con la buena suerte.

Abrir un paraguas en interiores: Se dice que abrir un paraguas dentro de una casa trae mala suerte. Esta superstición podría tener raíces en la época victoriana, cuando los paraguas con varillas de acero eran peligrosos para abrir en interiores.

Caminar bajo una escalera: En algunas culturas, pasar debajo de una escalera se considera de mala suerte. Esto podría deberse a la forma triangular que se forma al abrir una escalera, que se interpreta como un símbolo de la Santísima Trinidad en la tradición cristiana.

Viernes 13: Similar a la aversión al número 13, el viernes 13 se considera en algunas culturas como un día de mala suerte. Esto ha llevado a la creación de películas de terror y leyendas urbanas que refuerzan esta superstición.

Cuervos y búhos: En algunas culturas, se cree que la presencia de cuervos o búhos es un presagio de mala suerte o incluso de eventos trágicos. Estas aves a menudo han sido asociadas con lo sobrenatural en la mitología y el folclore.

¿Puede realmente un número o la presencia de un animal determinar nuestro destino?

Es fundamental cuestionar estas creencias arraigadas y adoptar una perspectiva más pragmática frente a los desafíos de la vida. En lugar de atribuir los contratiempos a fuerzas invisibles, podríamos encontrar soluciones más efectivas al abordar los problemas desde un enfoque racional y práctico.

Cambiar nuestra mentalidad respecto a la suerte no implica negar la existencia de dificultades en la vida; más bien, implica empoderarnos para enfrentarlas con valentía y determinación. La actitud positiva y la resiliencia pueden desempeñar un papel crucial en la superación de obstáculos y en la creación de nuestras propias oportunidades, nuestra propia: “suerte”.

En conclusión, mientras que la mala suerte puede parecer una realidad palpable en determinados momentos, es esencial separar la percepción de la realidad objetiva. Desmitificar la mala suerte nos permite liberarnos de cadenas autoimpuestas y abrazar un enfoque más positivo y proactivo hacia la vida, reconociendo que nuestras decisiones y acciones tienen el poder de moldear nuestro destino más que cualquier superstición.

No tengo pruebas, pero tampoco dudas que la suerte, después de todo, es el resultado de nuestras elecciones y la forma en que enfrentamos los desafíos, más que un capricho del universo.