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Columnistas

El mariscal de la debacle y el séquito de los perdedores

Por Justiniano Leyes

Mientras la sociedad argentina sigue azorada con el resultado de la encuesta nacional, mal llamada PASO, donde el histriónico Javier Milei resultó ser el candidato a presidente de la nación preferido por el electorado, los analistas políticos siguen llenando los portales con sus hipótesis respecto al voto que catapultó al libertario al primer lugar, intentaré hacer un repaso de lo que considero las verdaderas causas del doloroso segundo puesto de Juntos por el Cambio en las recientes elecciones PASO y que a la postre ha puesto en vilo a todo el sistema republicano argentino.

Después de mucho pensar, he elegido el título y sobre el mismo, el sustantivo masculino de “mariscal” eligiendo la definición que más se ajusta a ésta columna de opinión: “Ser mariscal significaba pagar todos los gastos operativos de la campaña, de operación política no hacía nada, no tenía experiencia”, recuerda Layda Sansores.

Horacio Rodríguez Larreta, a él me refiero con el título de la nota, efectivamente pago casi todos los gastos de la campaña, aunque creo que sí, es un hombre políticamente experimentado. Tener experiencia en la gestión no significa hacer una correcta lectura de la realidad. Vale decir que su percepción del sentimiento del electorado falló por completo e hizo mucho daño, tanto que permitió la llegada de un outsider, más allá de su actual condición de diputado nacional, con posibilidades de ganar la presidencia. Es decir que los errores del mariscal de la debacle y sus seguidores son en gran parte responsables de nuestro delicado presente.

Toda esta errónea construcción comenzó con las elecciones de medio término unos meses antes de las PASO del 2021, cuando un grupito de trasnochados, decidieron jubilar a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich, aduciendo que era hora de que el liderazgo pasara a Horacio Rodriguez Larreta y a María Eugenia Vidal. Lo primero que hicieron fue sacar a la ex gobernadora Vidal de la provincia de Buenos Aires, quien se perfilaba para ser primera candidata a diputada por ese distrito y tenía excelente perspectiva de triunfar por amplio margen, cosa que después no ocurrió. Ganó Santilli, pero a punto estuvo de perder. El falso argumento que instalaron era que la ex gobernadora no aspiraba a un nuevo mandato en ese distrito, lo cual era una mentira. La verdadera intención era ubicar a Diego Santilli en esa provincia. Y para eso renunció a su mandato vigente en la CABA e intentó instalarse en un distrito donde nadie lo conoce, como quedó demostrado.

Quienes pergeñaron esto, no sólo se enrolaron en las filas del mariscal, sino que actualmente algunos militan infiltrados en la lista de Patricia Bullrich. Los adláteres o séquito de perdedores del acto fallido son los siguientes: Gerardo Morales, Guillermo SnopeK (h), Elisa Carrió, María Eugenia Vidal, Maximiliano Ferraro, Martín Lousteau, Miguel Angel Pichetto, Facundo manes, Gustavo Posse, Emilio Yacobitti, Carlos Enrique "Coti" Nosiglia, Diego Santilli, y compañía, todos los cuales, trabajaron no sólo para jubilar anticipadamente a Macri y a Bullrich, sino que lo hicieron de espaldas a la mayoría del electorado, como quedó demostrado a lo largo y a lo ancho del país en las elecciones primarias del domingo 13 de agosto pasado, pues éste proyecto, siempre escondió segundas intenciones y algunas más vidriosas, si se tiene en cuenta que en la lista existen numerosos personajes que flirtean constantemente con el kirchnerismo.

Ellos se propusieron sacar a Mauricio Macri de la escena. Y en cierta medida lo lograron, pues el ex presidente nunca quiso confrontar sino ir a enfrentar al kirchnerismo desde la unidad. A la hora de las definiciones se mantuvieron firmes en su postura y fue que entonces Macri hizo su renunciamiento histórico. Los hechos posteriores demostraron que él tenía razón, ya que el electorado se encargó de colocar las cosas en su lugar y elegir a Patricia Bullrich que de algún modo reemplazo a Macri para doblegar a Horacio Rodríguez Larreta. A muchos electores, el internismo de Juntos por el Cambio les cayó mal y se volcaron en un número importante, a apoyar a un candidato con ideas contradictorias y que por momentos se muestra como un dirigente antisistema, muy cercano a alcanzar el máximo objetivo.

Un párrafo aparte merece la zigzagueante trayectoria política de Elisa Carrió, quien siempre jugó un rol similar a ser Fiscal de la República, cargo que no existe, o un paladín de la anti corrupción. Lo cierto es que la ex diputada y fundadora de la Coalición Cívica, en el 2003, cuando mandó a los electores a no votar a Ricardo López Murphy, permitió la llegada de Néstor Kirchner al poder, con todo lo que vino después. Eso ocurrió hace 20 años y hace un año denunció un pacto dentro de Juntos por el Cambio acusando a éste grupo. Sin embargo, Carrió, por esas cosas de la política terminó pasándose a la trenza que ella misma había denunciado, confirmando que su odio a Macri seguía intacto y que la trilogía con Ernesto Sanz y Mauricio Macri había sido un “acting” lo mismo que los asados en Los Abrojos, donde le entraba al matambrito de cerdo con ganas. Pura ingratitud.

El último embate del séquito de los perdedores fue tratar de incorporar a Juan Schiaretti, adversario de Luis Juez, 15 días antes de las elecciones en Córdoba. Ese hecho, muy promocionado por Gerardo Morales y Martín Lousteau, fue en realidad un premeditado acto de traición, rechazado por el PRO y la mayoría de Juntos por el Cambio, porque en definitiva se trató de un manotazo de ahogado, pues se sabían perdedores. Los números de las encuestas nunca le dieron bien e intentaron hacer todo tipo de trampas y maniobras para ganar.

Por el bien del país perdieron y perdieron todos y perdieron en todos lados: perdió Horacio, perdió Martín, perdió Diego, o dicho de otro modo, ganó Patricia, ganó Jorge y ganó Néstor y un poco antes había ganado Alfredo. Sacaron a Mauricio Macri de la pista y Patricia se mantuvo firme en la estocada y no fueron casuales, ni la frase que pronunció al día siguiente la flamante candidata a presidente, quien afirmó "la interna hizo mucho daño", ni las primeras declaraciones de Javier Milei atacando la intimidad familiar de la líder de Juntos por el Cambio. Por encima de cualquier consideración, Argentina debe ponersese pone de pie y expulsar a los corruptos, a los marginales y al séquito de los perdedores que juegan sucio y que tanto daño han hecho a la sociedad con sus conductas turbias. Y atención, que Patricia tiene infiltrados y ya sabemos quienes son, lo mismo que la Liga de gobernadores, especialmente los del Norte Grande que también estaban afiliados a la trenza desde la primera hora. *

Interna del PRO Patricia Bullrich Elecciones PASO Horacio Rodriguez Larreta

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