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Columnistas

Escándalo por el espionaje ilegal: una bomba que implosionó en el Gobierno y puso en alerta al PJ

El caso despertó bronca en el peronismo con La Cámpora por los presuntos espionajes a dirigentes.
Los peritajes que faltan y el impacto en el oficialismo. 

Unos pocos sabían, otros se fueron enterando a lo larga de la tarde de ayer, y todos después, unánime entre los que hablaron en público o privado con el periodismo, se hermanaron, sin saberlo, en sentimientos disimiles como la cólera, la sorpresa, las ganas de venganza y la vergüenza.

Las personalidades de diferentes ámbitos públicos que figuran cómo víctimas del supuesto espionaje ilegal K que se difundió por un dictamen del fiscal Gerardo Pollicita, no están incluidos en ese escrito por que sí. De todos y cada uno de ellos se encontraron informes de Inteligencia diversos y múltiples: investigaciones sobre sus patrimonios, preferencias sexuales, políticas, identificación de familiares, viajes al exterior, o filmaciones ocultas que los tienen como protagonistas.

Son 1196 personas

Desde el presidente Alberto Fernández a Marcelo Tinelli. De Claudio "Chiqui" Tapia a Victoria Tolosa Paz. También periodistas y dirigentes de peso como Javier Milei, Sergio Massa, Jorge Macri y Horacio Rodríguez Larreta, entre otros jueces fiscales y famosos.

El material obtenido de modo ilegal de cada uno de ellos fue reunido, o al menos almacenado, en una computadora del el ex agente Ariel Zanchetta. La fiscalía de Pollicita continúa la búsqueda informática de más partes de Inteligencia. El trabajo lo realizan menos de cinco empleados judiciales.

La causa sobre el espionaje K acaba de empezar y recién empiezan a conocerse parte de los "objetivos" pesquisados en secreto, o cuya información personal se rastreó en bases públicas de datos y en una empresa privada dedicada a ese rubro quizás de modo ilegal.

El peronismo entró no solo en shock si no que lo invadió la ira. No es poco. Además de actuales ministros, hay entre los espiados importantes dirigentes y jefes territoriales que encuentran a un solo sector de haber promovido seguimientos y posibles intervenciones telefónicas sin orden judicial: a la agrupación La Cámpora, liderada por Kirchner hijo.

Ocurre que el eslabón que unió al trabajoso agente Zanchetta con el Estado Nacional fue Fabián Rodríguez, uno de los dirigentes históricos de ese movimiento y muy cercano a Máximo Kirchner .

La sorpresa de esta trama fue el allanamiento a la oficina de la AFIP y la casa particular. No extrañamente había sido nombrado en uno de los cargos más importantes del ente recaudador, aunque durante su carrera en la función pública, siendo siempre muy cercano a Máximo Kirchner, se había dedicado al trato entre el funcionariado y la prensa.

Rodriguez, detectó el fiscal Pollicita, le daba órdenes de trabajo al espía Zanchetta. Operaban en conjunto.

El otro servidor público que se comunicaba con Zanchetta, tal como develó Clarín, era el diputado ultra kirchnerista Rodolfo Tailhade, que era quien con audacia y sin cuidado denunció a varios opositores, periodistas y miembros del Poder Judicial de haber cometido las acciones por las que él será muy posiblemente imputado, pero con pruebas: informarse gracias a la recolección de información mediante un aparato de inteligencia clandestino.

Desde que el expediente de la causa "espionaje K" entró en secreto de sumario, quiénes seguían sus avances supieron que habría novedades.

El fiscal Gerardo Pollicita y el juez Marcelo Martínez de Giorgi trabajaron cumpliendo una ley no escrita de los agentes de Inteligencia: "El secreto del éxito es el secreto". Los hombres y mujeres más informados del país conocían que algo latía en los tribunales desde que cayó preso Zanchetta. Su accionar fue detectado cuando se inició otra investigación para conocer quiénes y por qué lograron o intentar clonar celulares de los jueces de la Corte Suprema, camaristas, y funcionarios de gestiones de la oposición.

De un caso se llegó a otro. El ex espía Antonio Stiuso denuncia desde hace años, con éxito pero logrado de modo muy laborioso, que los Kirchner habían montado un sistema de Inteligencia paralelo al oficial que sería manejado, en su momento, por el ex jefe del Ejército Gerardo Milani y otros espías de renombre en un mundo secreto, como el ex jefe de Reunión de la ex SIDE, Fernando Pocino.

Hoy, el peronismo arde por lo que considera fue una traición de La Cámpora a "compañeros" de partido político. Muchos de sus hombres y mujeres de renombre fueron espiados por Zanchetta, otros agentes de la AFI, con participación de Rodríguez y Tailhade en casos numerosos.

La información es mucha y se analiza y perita de a poco.

En los allanamientos a Rodríguez no se lo encontró a él en su oficina de la AFIP, pero sí a una de sus computadoras. En su casa, se secuestraron trece notebooks, diecinueve pendrives y nueve celulares, entre otros materiales de interés para la causa.

"Parecía un Frávega en lugar de una casa", dijo a modo de broma un investigador, aludiendo a la casa de electrodomésticos debido a la gran cantidad de máquinas que se encontraron allí.

De Giorgi no dudó en darle curso al pedido de Pollicita cuando le pidió allanar la AFIP y el hogar de Rodríguez. Desde que Néstor Kirchner asumió en el 2003, y en adelante, instruyó varias de las principales causas de corrupción K.

Los malos espías argentinos (porque hay agentes profesionales en un servicio secreto que deberá profesionalizarse), a cuarenta años del retorno de la democracia, siguen trabajando igual que siempre: cumpliendo órdenes espurias de la política y sin garantizar la seguridad de la Nación en un mundo convulsionado por guerras y el terrorismo.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, prometió en su primer discurso ante la Asamblea Legislativa, el 1 de marzo del 2020, que su Gobierno terminaría para siempre con el espionaje ilegal realizado desde el propio Estado. Aunque hay condenados por un delito tan grave como utilizar de modo criminal el Sistema Nacional de Inteligencia, el Jefe del Gobierno dio como un hecho seguro que ese herida a la seguridad nacional se había cometido y afirmó que él la saldaria.

Lo dijo así: "Como lo anuncié el día de mi asunción, tenemos la decisión irreversible de terminar para siempre, para siempre, con los sótanos de la democracia".

Y explicó: "Con ese propósito dispuse la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia. Allí terminamos con el oscurantismo que imperó en estos años. Pusimos fin a la norma que tornó secreto el financiamiento del organismo".

En su última exposición ante el Congreso, afirmó que ese trabajo había sido exitoso.

No.

Nicolás Wiñazki

Fuente: CLARÍN
+Espionaje ilegal Rodolfo Tailhade Axel Kicillof La Cámpora

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