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Columnistas

Lo nuevo, ¿no es nuevo?

Las elecciones PASO 2023 dejaron sin dudarlo, un gran ganador. El espacio “La Libertad avanza” no sólo reunió más votos que las otras fuerzas, sino que superó el 30 % de los votos dejando muy lejos las predicciones de las Encuestas; de todas las encuestas.
Pablo Zubiaurre

Por Pablo Zubiaurre

El análisis posterior encontrará una serie de posibles explicaciones, que tienen que ver con el cansancio de la gente de las fuerzas tradicionales, la falta de logros económicos de estos espacios, la dimensión del Estado, la política impositiva y laboral, y las falencias de la educación y la salud, entre otras causas.

Ante ello, “La libertad avanza” se presenta como una fuerza nueva que propone cambios extremos para llevar a la Argentina a ser la potencia mundial que fue, allá lejos, antes de 1930.

Por ese año, la democracia fue por primera vez sacudida por un golpe militar, y el Gobierno entrante tuvo una corta vida luego de intentar imponer un régimen corporativista. El general Justo, Presidente entrante luego de ello en medio de un reconocido fraude electoral, ya confió la economía del país a los referentes del liberalismo a ultranza. Federico Pinedo, prohombre de estas ideas en el país, regenteó la economía en buena parte de su mandato; luego de la experiencia peronista, el general Aramburu volvió a confiar al país en materia económica a los por entonces liberales destacados, como Adalbert Krieger Vasena o Álvaro Alsogaray, que tuvo también protagonismo en la Presidencia de Frondizi, junto a Roberto Alemann o Jorge Webhe, en una Presidencia que los militares se ocuparon de controlar hasta hacer renunciar al Presidente. Tras la corta experiencia de Illia, sin liberales, cuando los números de la economía fueron realmente exitosos y volvió a generarse un crecimiento nacional, la “Revolución Argentina” retornó a las recetas del liberalismo a ultranza con nuevas gestiones de Krieger Vasena, Dagnino Pastore y Jorge Webhe. Llegó la corta experiencia del tercer gobierno de Perón, y tras ello, el “Proceso” con el rol protagónico de José Alfredo Martínez de Hoz y sus continuadores, representantes acérrimos del liberalismo que, como puede verse, no es tan novedoso como quiere hacerlo ver Javier Milei, y muchos buenamente creen. Incluso en el Gobierno de Menem, el Ministerio de Economía a cargo de Domingo Cavallo y Roque Fernández llevaron adelante políticas liberales plenas, y ambos son parte hoy del staff de Milei.

Con todo esto digo, apoyado en la verdad incontrastable de los datos históricos, que el liberalismo con sus protagonistas manejaron la economía argentina en 41 (cuarenta y uno) de los 93 (noventa y tres) años que llevamos desde aquel 1930 en que la economía argentina inició su proceso de declive. En la mayoría de ellos, con el problema de la protesta popular resuelta pues los liberales fueron cómplices de los regímenes militares en nuestro país, y en tiempo de gobiernos de facto la protesta no estaba permitida; incluso en el gobierno de Menem, sus ministros liberales pudieron llevar adelante sus políticas por el amparo de la popularidad de Menem, que se permitió, por ejemplo, realizar una reforma laboral sin protesta sindical, o la privatización de empresas estatales en pésimas condiciones para que algunos hicieran enormes negociados. Milei, si gana, no tendrá ninguna de las dos cosas. Además de la minoría legislativa que le va a impedir legislar a su gusto, es muy probable que tenga la calle en contra, con todo lo que eso significa.

De estos casi cien años de decadencia, en la lectura de los liberales, casi la mitad fueron los liberales los que manejaron la economía, sin que nadie recuerde esos períodos por su prosperidad. Parece que “lo nuevo” nos es tan nuevo, y es probable que “lo bueno”, no sea tan bueno.

Todos queremos una Argentina que sea potencia mundial, en la que se viva bien. Pero no pareciera que la desmemoria, la no recurrencia a la historia, sea un buen rumbo para llegar allí.

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