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Columnistas

Semana clave: Patricia Bullrich ya tiene vice y los radicales preparan el salto

El clima no puede ser peor. La política se define en el límite de la paciencia general. Juntos por el Cambio entró en una semana clave. Rodríguez Larreta debe definir cómo se votará en la Ciudad. Bullrich acelera y define su fórmula. Monzó juega y todos miran a Sanz y Abad. Se aceleran los tiempos. 

Argentina está económica y socialmente destruida. No hay demasiado espacio para que la política pida paciencia y mucho menos esfuerzos al ciudadano común. Bajo ese clima arrancan 7 días clave para la definición electoral del Frente de Todos, pero sobre todo de Juntos por el Cambio. Casi todo lo que debe definirse para moldear la PASO tiene agenda por estos días, pero nadie puede adivinar como llegará cada fuerza a la largada, sobre todo después del nuevo envión que pegó Javier Milei alimentado por las catastróficas imágenes que muestra el país de la mano de los peronismos gobernantes de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. La única certeza hoy es que el Gobierno debe llegar a diciembre.

El ambiente general no ayuda nada. La obscenidad de las escenas que mostró el poder la semana pasada tampoco ayudan a la calma. Cristina sostuvo siempre a Sergio Berni como el brazo duro con el que pretendió equilibrar la ausencia total de políticas de seguridad serias en el kirchnerismo.

Esta semana ese esquema estalló ante el descontrol evidente del delito en La Matanza como en amplias zonas del conurbano bonaerense y la reacción desproporcionada frente a las protestas y los criticables escraches de los colectiveros tras el asesinato de otro conductor más en la provincia. Cristina Fernández de Kirchner optó nuevamente por ponerse en el centro de la escena y comparar sus penurias con las de los trabajadores de los colectivos que se juegan la vida (sin custodia alguna a diferencia de ella) cada madrugada en su recorrido. Solo ayudó a empeorar el ánimo general.

Por si faltaran malas noticias, la economía está llegando a su peor momento. La proyección de inflación ya trepa a 110 % para este año y la espiralización de precios de alimentos es alarmante. Los dólares que necesita el país no aparecen, el mercado de bonos no ayuda y, para colmo, todas las consultoras y organismos de crédito le bajaron el pulgar a O en el mejor de los casos para el crecimiento de argentina para este año. El país, de punta a punta de su economía, hoy está en rojo.

El Gobierno pudo mostrar solo dos buenas noticias en los últimos días. Una es el cierre de la negociación de YPF en EE.UU. para el caso Maxus: se evitó una condena que podía llegar a U$S 14.000 millones a un costo mínimo de menos de $ 300 millones, por una causa que se originó en los ’90 y previamente a que la petrolera comprara esa subsidiaria. Y se evitó complicar a la petrolera, que no fue responsable de ese daño.

Sergio Massa pudo mostrar el acuerdo con el FMI por las metas del último trimestre. Consiguió reducir en U$S 1800 millones la meta de reservas el Banco Central, pero recibió en el informe final una dura alerta por un posible nuevo shock inflacionario y la exigencia de no intervenir más en el mercado del dólar y reducir los subsidios a las tarifas. Una fantasía imposible de cumplir en este año electoral y menos con el terremoto que muestra el Frente de Todos.

Horacio Rodríguez Larreta no logra armar un horizonte de tranquilidad. Esta semana debe tomar la decisión más dura que tiene Juntos por el Cambio en esta interna. El próximo viernes le vence el plazo para que anuncie como será la elección en la Ciudad de Buenos Aires. En el pliego de condiciones de Mauricio Macri está también que se bajen todas las candidaturas, salvo la de su primo Jorge. Eso implica que Larreta debe decirle a Fernán Quirós que se retire de competencia. No es lo más doloroso que debe enfrentar.

Jorge Macri tiene detrás a Patricia Bullrich y ahora también a María Eugenia Vidal y casi a todo el PRO que insiste en que Larreta no puede entregarle ventajas a Martín Lousteau en la elección porteña y mucho menos mantener el acuerdo que cerró con el radical hace cuatro años para establecer un cambio de turno en el Gobierno de la ciudad. Mauricio Macri siempre batalló en contra de esa posibilidad y la sola chance de un gobierno radical en la ciudad hace que el macrismo en pleno se tire a los brazos de Jorge Macri.

Rodríguez Larreta debe definir esta semana si finalmente se vota con la clásica boleta sábana en elecciones conjuntas Nación-Ciudad o si lo hace con doble boleta (única para la ciudad y sábana para la nacional). Esta última opción le permitiría no romper ahora con Lousteau, pero le traería un alto costo con el macrismo duro de la Capital, que frente a las penurias que acelera el gobierno nacional cada día exige mano más dura y menos diálogo.

El radicalismo está en pleno movimiento y puede haber noticias explosivas en los próximos días, especialmente desde la provincia de Buenos Aires.

Ernesto Sanz reapareció en escena en las últimas semanas como socio fundador de Cambiemos, un rol que Elisa Carrió también juega a la perfección. Los movimientos de estos últimos días son elocuentes.

Mauricio Macri habla con todos. Carrió, tras un equívoco que la puso cuestionando la candidatura de Jorge Macri, se apuró a llamar al candidato para aclararle que de ninguna manera está en contra de verlo sentado en el sillón de la jefatura porteña en la calle Uspallata.

Los radicales esperan la decisión de Larreta en la Ciudad con un doble sentido. Si el jefe porteño finalmente sigue la línea que le pidió Mauricio Macri y mantiene la boleta sábana para sumar a todos debajo de una candidatura del PRO a jefe porteño, algunos harán un ejercicio público de rebelión y partirán, sin sorpresa, a los brazos de Patricia Bullrich. Sería la excusa justa para pegar el salto que muchos ya estudian, incluido Sanz. Otros como Lousteau aún son una incógnita. Todo indica que en las próximas 72 horas Larreta anunciaría su decisión y que esta sería ir a elecciones con “boletas concurrentes”; es decir, dos distintas para el voto local, pero en la misma fecha que la nacional. El tembladeral se anticipa importante.

Bullrich, mientras tanto aprovecha debilidades ajenas y avanza con su armado. Emilio Monzó no habla en público, pero refuerza estrategias después de la ya famosa foto durante la vendimia mendocina en la que radicales y macristas se alinearon con Bullrich.

“Monzó esta para jugar donde quiera”, afirman cerca de Patricia. Esto implica desde articular en el Senado, armar relaciones clave con las provincias como ministro del Interior o ser el arquitecto de la negociación y la transformación de la política interna en los próximos años.

Patricia ya tomó la decisión de quién la acompañará en la fórmula. Será Rodrigo de Loredo, quien tras haber cerrado el acuerdo con Luis Juez en Córdoba, aparece hoy con un frente estabilizado y organizado en su provincia. Bullrich cumple así con su promesa de llevar a un radical del interior en la fórmula. Si por alguna razón ese armado se complica hay un plan B también en marcha: el mendocino Rodolfo Suarez, que en diciembre deja Mendoza, según indican casi todas las mediciones, en manos de Alfredo Cornejo.

Larreta también debe definir acompañante de fórmula. Al jefe de Gobierno porteño nunca le disgustó la idea de pedirle a Carolina Losada que lo acompañe en la lista, el problema es que la santafecina no solo está lejos de esa posición, sino que tampoco se siente identificada con la conducción del principal aliado de Larreta en el radicalismo, el jujeño Gerardo Morales. Facundo Manes, lejos de retirarse, mira toda la escena desde corta distancia.

Además de la presidencial queda pendiente otra pelea grande que lo tiene a Diego Santilli como protagonista. Vidal juega cartas fuertes también en el armado bonaerense y la apuesta más grande allí es si le torcerá o no el brazo a Larreta. Mientras tanto el teléfono que más sonó en la última semana es el de Maximiliano Abad. Todos esperan que de allí venga la noticia que defina.

Rubén Rabanal

Fuente: MDZ
elecciones 2023 PRO UCR Patricia Bullrich

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