Por Eduardo Salleras

La miseria no es solamente socio-económica, y tal vez, a pesar del espanto que estamos viviendo, lo más grave sea que, el responsable directo del horror, es el candidato estrella del oficialismo y que sacó, a pesar de las dudas flotando, el 36% de los votos para ir a un balotaje como banca.

No se puede votar en blanco, ni anular el voto, ni faltar al acto electoral del 19 de noviembre, sería una irresponsabilidad cívica. Si somos neutrales garantizamos la continuidad del modelo populista vigente y acabado, que nos llevó a la ruina en su máxima expresión gracias a la gestión de su candidato, Massa.

Es que el peronismo tiene esa magia de hacer sentir bien a los pobres en la pobreza.

Hay que elegir entre dos aspirantes, no hay otros y entonces el aparato oficialista y los que le hacen el juego, dirigentes opositores y periodistas, comienzan a poner a la ciudadanía en una zona de temor, de incertidumbre y la siempre mediocre frase de “mejor malo conocido, que bueno por conocer”, y de ahí no salimos hace 100 años.

Hoy la cuestión pasa porque no es malo lo conocido, es aterrador lo que estamos viviendo, y tan horroroso es que raya lo grotesco, sobre todo cuando el responsable es el candidato del oficialismo.

Pero, la campaña de desprestigio contra el otro premiado para el balotaje: nuevo, sin pasado político y mucho menos de corrupción; economista y que representa la idea opuesta a lo que sufrimos desde hace 20 años, dice que Milei, es un salto al vacío, lo que no dicen es que nos estamos prendiendo fuego y hay que elegir entre morir quemado o intentar volar, todo depende a qué altura esté la ventana, pero convengamos que a la patria no es para tenerle miedo.

Massa pidió una evaluación psiquiátrica para los candidatos, pero la misma puede evaluar además, entre otros inconvenientes mentales, también distintas patologías como al mitómano, al bipolar, al que es capaz de cualquier cosa para alcanzar el poder, incluso condenar a su pueblo a la pobreza… sería bueno saber cuál desequilibrio nos conviene más, si el emocional o el moral. ¿Dónde ponemos a los dirigentes que llaman a ser neutrales?

E insisten y dicen: Milei, es un loco, entonces digo, prefiero controlar a un loco que a mil ladrones que hace 20 años están saqueando el país.

Yo les recuerdo que, uno de los mejores presidente de la historia Argentina, fue Domingo Faustino Sarmiento, un loco, pero el “Cuyano Alborotador”, según José Ignacio García Hamilton, se despojó de su locura cuando fue elegido para el cargo. Y tan lúcido estuvo, que viajó a Entre Ríos a entrevistarse con alguien al que él denostaba, y que le decía a su, por entonces, amigo: Juan Bautista Alberdi, que había que colgarlo o el destierro. Ese era Justo José de Urquiza, con el que convivió varios días en su estancia y al regresar dijo: recién ahora puedo decir que me siento presidente. Ese era un loco y fue quién llevó al pueblo argentino al más alto nivel de alfabetización del mundo, además de otras innumerables cosas de trascendental importancia para el país.

Escuché decir: Milei, es una moneda al aire… sí, tal vez lo sea porque es algo nuevo, pero puede caer cara o seca. Massa no es una moneda al aire, no es necesario arrojarla, porque tiene de ambos lados la misma figura, la del fracaso populista, el que llegó a su máxima expresión casualmente de su mano, que tiene la corrupción como principal objetivo de poder.

“Comparado con quién”, elijan: un loco o un sinvergüenza. No hay otros y si no asumimos la responsabilidad, la moneda al aire, seremos nosotros.