Cuando levantamos la foto (muy poco profesional, a propósito para que lo bueno de la misma no oculte el verdadero sentido de la imagen), lo hicimos con la intención que sea notable la falta incomprensible de las dos cruces de sendas torres de la Catedral Basílica y el supuesto inútil mástil o antena que rompe la armonía del paisaje del monumento histórico con una notable contaminación del mismo.

Tal nota produjo que, algunos destacados lectores opinen sobre el tema y hasta agreguen ideas que consideramos de gran valor para recuperar el patrimonio cultural de enorme importancia que tiene nuestra Catamarca y que fue sistemática y largamente alterado por diferentes causas.

Nosotros citaremos algunos y quienes crean interesante esta propuesta, seguramente podrán aportar lo propio, de modo tal de crear una especie de catálogo de faltantes a ver si con un poco de suerte pueden ser localizados y recuperados.

Víctor Russo hizo una propuesta concreta y el arquitecto Herrera Ricardo el suyo, ambos de real importancia.

Una lectora nos preguntaba qué se hizo el tapiz de la Virgen del Valle que se encontraba en la nave izquierda a la entrada de la catedral, habiendo obtenido como respuesta que se lo había llevado a lavar. Yo no puedo agregar nada pues no lo recuerdo. Quién tenga referencia de este tema por favor se agradece cualquier dato.

Catamarca ha sido saqueada en sus valores patrimoniales, basta recordar lo ocurrido con la famosa colección arqueológica Zavaleta cuyas piezas terminaron en museos en diversas partes del mundo entre otras la propia Inglaterra. La acción de huaqueros ha sido la calamidad que causó el más grande deterioro en nuestro patrimonio cultural- arqueológico- y no lo practicaban indigentes (como se diría ahora), la desaparición de piezas de incalculable valor del museo arqueológico Adán Quiroga como los suplicantes y no recuerdo si también algún escudo y mascara de piedra, puede que engrosen la lista.

En cuanto a las desapariciones de piezas de enorme valor del Museo Folklórico “Juan A. Carrizo” Cuya Directora Gumila B. de Acosta, de manera insistente ha realizado un trabajo de gran mérito para la conservación de las mismas; de las cuales en las tantas mudanzas ha sido una conducta depredatoria, gran interrogante en la actualidad.

La cruz y parte del ingreso del cementerio de Choya es otro capítulo pendiente. En realidad, la lista es demasiado grande y sólo se compara con la magnitud del pecado que cometimos sin castigo alguno y seguramente con algunos bolsillos engrosados notablemente.

Qué puede sorprendernos, desapariciones de patrimonio cultural del más alto valor material y espiritual si por dos veces perdimos ni más ni menos que el propio corazón de Fray Mamerto Esquiú, la segunda vez no encontrado jamás, la cadena milagrosa de la Virgen del Valle (luego encontrada), tesoros de arqueología y documentos históricos, bibliografía varía , tal vez algún incunable y todo tipo de documento.

Es por ello que tres o cuatro personas nos hemos puesto de acuerdo para con nuestros tiempos y conocimientos, dedicarnos a buscar cosas “ perdidas”, algunas tal vez con suerte las recuperemos, otras ya sabemos que no volverán.

De todos modos, haremos lo del papá Marlín de Nemo, aquel pez payaso que vivía entre peligrosos tentáculos de anémonas. Lo buscaremos hasta encontrarlo así sea que debamos recorrer el mundo entero pero seguro, tendremos a nuestro alcance una Dory la pecesita cirujana azul, que nos brindará datos que permitan llegar a buen fin con nuestro actual propósito.}