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Mundo

¿Y Después de Ucrania, Que?

La crisis ucraniana ha generado un cambio en el equilibrio de poder mundial.
Flavio Goldvaser

Por Flavio Goldvaser

La crisis ucraniana ha producido una situación en la que la voz de algunos países de Europa del Este, como Lituania y Polonia, está comenzando a determinar los intereses de la política exterior europea dando lugar a nuevas estratégias que están contribuyendo al final del orden mundial unipolar y creando una nueva realidad en Europa. Realidad ésta que resultaba impensable hace no más de 10 años: la influencia de pequeños países de Europa del Este.

Hoy, bajo la realidad de la guerra, lejos quedan los principios que en la década de 1990 hablaban de los planes de integración y de una confederación europea plenamente constituida, con una política de defensa propia y separada de la de Estados Unidos.

La idea original del bloque europeo de fortalecer su autonomía no sólo respecto a Estados Unidos; sino también frente a Rusia y China, nunca se persiguió.

En cambio, Europa Occidental sucumbió a la tentación americana de expandirse hasta las fronteras de Rusia, afirmando de esta manera la unipolaridad de la geoestratégia en manos de un solo actor: Estados Unidos.

Hoy, como consecuencia de la guerra en Ucrania, las sanciones impuestas a Rusia y la voladura del gasoducto Nord-Stream 2 que una vez inaugurado tranportaria gas a bajo costo hacia Alemania, Berlín no solo ha perdido su iniciativa en política exterior; sino que también la industria alemana junto a los ciudadanos alemanes están condenados a pagar tres veces más que antes por la energía, porque han perdido la fuente barata proveniente de Rusia; algo que la ayudo a convertirse en una potencia mundial y en el principal beneficiario de la integración europea.

Ahora que no hay más energía barata y esta debe ser importada de los Estados Unidos o de los países árabes del golfo (incluyendo a Irán), los basamentos de la prosperidad alemana están amenazados. Y pronto, debido a la inflación en alimentos ya no habrá más oportunidades para contener el crecimiento de los salarios que deberán subir para evitar un aumento masivo del descontento social.

Esto pone en duda la viabilidad del modelo económico alemán, relanzando indirectamente como en los años de post-guerra mundial a Estados Unidos a la escena industrial. Hecho que U.S.A. trataría de aprovechar para recuperar los mercados perdidos.

Pero algo nuevo sucedió también a nivel político en la escena internacional ya que la crisis ucraniana ha llevado a una situación en la que la voz de algunos países de Europa del Este, en particular Polonia, está comenzando a determinar los intereses de la política exterior europea.

Hoy, los países de Europa del Este no solo adquieren importancia estratégica; sino que también se han posicionado en el primer plano de la política europea.

Polonia ha sabido interpretar los cambios que conlleva la guerra para convertirse en el principal actor militar europeo y crear un gran contrapeso contra Rusia, ya que en caso de que Ucrania sea derrotada, podría convertirse en el actor principal si el conflicto se generalizara.

Esto se suma al hecho de que Moscú y Minsk han desplegado armas nucleares tácticas en territorio de Bielorrusia con carácter disuasorio, abriendo la posibilidad de que en el futuro cercano la crisis actual con Occidente comience a parecerse a una nueva Guerra Fría Nuclear.

Sumado a todos estos problemas, la planificación de la política exterior rusa está cambiando y aunque esta, aún sigue estando dirigida hacia Occidente, el centro de gravedad de su estrategia se está desplazando hacia nuevas fronteras.

Rusia ahora interactúa no solo con Occidente; sino también con China, India, Turquía, Medio Oriente, Asia Sudoriental, África y América Latina.

En todos estos lugares, Rusia es percibida como un actor activo, autónomo y exitoso.

Porque que a los ojos de muchos de estos países, el hecho de que haya soportado las sanciones occidentales durante un año demuestra claramente que la resistencia a la hegemonía occidental no es solo teóricamente posible; sino un escenario absolutamente viable.

Todo esto para sorpresa de Estados Unidos, que esperaba que el pueblo ruso derroque a su gobierno.

Y nada de esto ha sucedido, ya la realidad nos indica que no ha habido disturbios masivos. E incluso el ciclo electoral en Rusia no ha cambiado.

Y todo esto, luego de más de un año de guerra en la que Rusia no ha podido ganar en el plano militar - es más, podemos afirmar que nada le ha salido como ha querido hasta el momento- y hasta podría llegar a perder la guerra o terminarla como empezó. Sin ganancias territoriales.

Europa también ha sufrido un gran golpe a nivel político ya que mientras están vaciando sus arsenales para suministrar a Ucrania de sus propias reservas estratégicas, Estados Unidos pasó de tratar de aplastar a Rusia, a contener una creciente multipolaridad .

Mientras los países de Europa del Este ganan influencia, la Unión Europea ha perdido parte de su soberanía, Alemania ha perdido su iniciativa en política exterior y Rusia está buscando fortalecer su posición como una potencia estratégicamente autónoma, desafiando la hegemonía occidental.

Estos cambios plantean nuevos desafíos y oportunidades en el escenario geopolítico global, con una mayor complejidad en las relaciones internacionales y una reconfiguración de las dinámicas de poder entre las diferentes regiones del mundo a los que los países latinoamericanos deberían comenzar a prestar atención para entender el nuevo mapa del poder derivado de la guerra en Ucrania.

Ucrania

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