Nota Editorial

El 29 de mayo de 1969, una insurrección popular sucedida en la ciudad argentina de Córdoba, liderada por Elpidio Torres y Atilio López, secretarios generales respectivamente de los sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión Tranviarios Automotor, pertenecientes a la Confederación General del Trabajo (CGT), y Agustín Tosco del sindicato de Luz y Fuerza de la CGT de los Argentinos, que después la prensa y los historiadores se encargaron de denominar "El Cordobazo" y el el paro general del 29 de mayo de 2019 organizado por la misma central sindical.

Esos sindicalistas de armas llevar fueron los primeros terroristas que utilizó Perón desde el exilio para organizar la alfombra roja de sangre de civiles inocentes que predecían su lento regreso al poder. Era la "Resistencia Peronista" que comenzaba a forjar algo que los historiadores denominan el tercer peronismo.

Entre los años 1969 y 1976, el tercer peronismo terrorista convirtió a la República Argentina en un país que sólo respiró sangre, dolor y muerte, desembocando por pedido de los propios partidos políticos, en el derrocamiento del  gobierno de Isabel Perón, y la instauración del Proceso de Reorganización Nacional, que fue su consecuencia inmediata.

El paro general del 29 de mayo de 2019 no fue un paro más contra el gobierno de Mauricio Macri, que de vende patria no tiene nada, salvo que alguien demuestre que al actual gobierno haya privatizado alguna empresa pública.

El paro general dispuesto por la CGT justo en la misma fecha que los 50 años del cordobazo fue eso precisamente, un homenaje al nacimiento del terrorismo y nuevamente, los adláteres del fascismo peronista utilizan al pueblo trabajador, ignorantes útiles, funcionales a un proyecto populista delirante, para paralizar el país y homenajear a aquellos que nos llevaron a la ruina como Nación, a través de la violencia, del crimen artero, de la emboscada y de la muerte injusta.

Tanto el cordobazo de hace 50 años, como el paro del 29 de mayo de 2019 no fueron organizados por gente inocente sino por las mafias del poder, por el sindicalismo fascista de Perón, por las huestes del nostálgico sindicalismo peronista que con sus reiterada vocación golpista no hace otra cosa que esmerilar a un gobierno probo, a un gobierno que intenta por todos los medios, sacarnos del ostracismo de la vagancia y del facilismo.

Es oportuno que se sepa, que la fecha del paro general fue cuidadosamente elegida por la mafia sindical de la CGT, la misma organización que entre los años 1973 y 1976 fue el brazo armado de la Triple A de José López Rega que asesinó a 1500 argentinos a sangre y fuego, crímenes que permanecen impunes y fueron cometido durante un gobierno constitucional y que ya han sido declarados delitos de Lesa Humanidad por la Justicia Federal y de los que el camionero Hugo Moyano no es ajeno.

Millones de trabajadores fueron utilizados por la CGT para hacer un paro general en nombre de la justicia social y en nombre del terrorismo, contra un vende patria que nadie conoce, porque sencillamente no existe. Los trabajadores argentinos deberían abrir los ojos, ya que la huelga es un derecho y el paro es política de baja estofa, y de una vez por todas descubrir que quienes dicen representarlos son sólo aspirantes al poder y al latrocinio del estado, como ya sucedió durante 12 años de kirchnerismo y siete décadas de peronismo.

Trabajadores argentinos ¡Abran los ojos!, el futuro es el presente y el pasado, debe ser pisado, sobre todo el pasado que nos hundió como Nación. Existe otra parte del pasado que nos debe servir para no cometer los mismos errores. Argentina debe madurar su pasado y permitirse soñar en grandes desafíos como los hicieron los verdaderos padres de la Patria. No debemos desperdiciar esta oportunidad porque puede ser la última.