El jueves pasado vino a la provincia de Catamarca el Ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo para lanzar la tarjeta alimentar junto al gobernador Raúl Jalil quienes estuvieron acompañados por funcionarios nacionales, provinciales y varios intendentes del interior provincial.  El que faltó a la cita fue el intendente de la capital Gustavo Saadi, que de acuerdo a fuentes consultadas estaba en la ciudad y no tenia ningún otro compromiso, según las mismas fuentes cuando recibió la invitación habría expresado que él no esta solo para la foto y que no concurriría.

Es común escuchar al intendente y a sus colaboradores más cercanos despotricar contra la gestión en el municipio del anterior intendente municipal es decir del actual gobernador y echarle la culpa de todos los problemas que lo aquejan, que son variados. El más grave de todos y que lo puso en jaque desde el primer día fue el larguísimo conflicto con el SOEM por el tema de los precarizados, que según se escucha en los pasillos de la municipalidad, fue el gran engendro que creó Raúl Jalil... para quedar bien con "Dios y con el Diablo". En dos períodos tuvo bajo sus alas a un numeroso grupo de empleados, a quienes entretenía con todo tipo de promesas, especialmente las referidas a "blanquear" a los precarizados y pasarlos a planta permanente. Y un día se marchó, y con él todas las promesas a don Walter Arévalo, a quién no le quedó más remedio que recibir a Gustavo Saadi con los tapones de punta. De ese modo el debut de Gustavo Saadi en la vieja estación, de soñado no tuvo nada.

Desde ese conflicto y las promesas incumplidas de dinero fresco para la muni, tanto el Gobernador Jalil como el Intendente Saadi sólo se saludan cuando el protocolo así lo indica. También trascendió que muchas dependencias tenían sus cuentas en rojo y las partidas presupuestarias habían sido rebasadas por la ya tradicional "otros gastos de representación" o "nafta para las patrullas", muchas salidas y pocas rendiciones. Pero Saadi sabe como es el juego y sus reglas y no pueden decir nada porque es parte de quienes jugaron.

Lo sabe porque precisamente hace pocos días un escándalo en el Sindicato de Empleados legislativos rozo su figura en los dichos de la Secretaria General, quien dejó entrever que los dinerillos del gremio habían ido a parar a la campaña de Gustavo Saadi con la promesa de éste, de designar cinco funcionarios vinculados a la gremialista y su sindicato. Ya se sabe, cuando la corporación no responde a las promesas de campaña y cuando hay dinero de por medio las cuestiones se complican. Sumado a que Saadi es la primera vez que administra un municipio. Mejor dicho, es la primera vez que administra algo.

Cuando se juegan los principales puestos del poder, los políticos no andan con niñerías y gastan todo lo necesario con el único fin de mantener el estado de cosas y seguir sirviendo a la "Patria", esa que tanto aman. La pregunta obligada es si el distanciamiento no se debe en realidad a una anticipada lucha de poder por la gobernación para el 2023. Sería disparatado que fuera así, aunque no es descabellado pensarlo.