En las últimas semanas hubo cortes de energía eléctrica y del servicio de agua a lo ancho y largo de nuestra provincia. Y las autoridades suelen atribuir estos percances al cambio climático o a factores ajenos a su gestión. Es decir, nunca se hacen cargo de la pésima administración que ejercen sobre la aplicación de fondos en la infraestructura primaria. Y eso es porque se trata de malos administradores. Los resultados están a la vista de todos y son los peores.

Es llamativo que sucedan esos cortes tan prolongados y con tanta frecuencia, ya que no estamos en la época de máximas temperaturas por lo tanto la demanda de los servicios todavía no ha llegado a su pico. Y justamente ese es un indicador de la falta de inversión y previsibilidad de los funcionarios, con cuestiones que resultan claves en el bienestar de la población.

Decíamos en el párrafo anterior que la falta de inversión, a lo que agregamos la falta de idoneidad profesional de la mayoría de los que están a cargo de las áreas más sensibles correspondientes al manejo de los servicios públicos, se cuentan entre las principales causas de la debacle. Nadie quiere pensarlo, pero el despilfarro de recursos también es un factor clave a la hora evaluar la pésima gestión gubernamental en materia de servicios públicos.

Es sabido que estos espacios de poder dentro del gobierno de Jalil, son manejado por la gente que responde al vicegobernador Rubén Dusso. La situación no es privativa del gobierno de Jalil, sino que la mala administración empieza en el gobierno de Lucía Corpacci y continúa hasta la fecha.

Al respecto, debemos recordar como monumento a la desidia e inoperancia, la ejecución de la línea de alta tensión que conecta San Martín con San Fernando del Valle de Catamarca para aumentar la potencia eléctrica, obra que empezó en la gestión de Brizuela del Moral, que tenía un plazo de ejecución de 10 meses y se terminó haciendo en 8 años.

Que ganen elecciones no significa que sean buenos administradores, sino que el sistema de elección es obsoleto y la crisis de representación, total. La prueba más contundente fue la reciente elección presidencial en Catamarca, que debidamente fiscalizada sirvió para romper un récord histórico. Que un partido nuevo le gane a la estructura del peronismo fue algo que se dio por primera vez.

Volviendo al tema del deplorable estado de la infraestructura de servicios públicos en Catamarca, es oportuno señalar que se gasta mal, ya que lo que menos importa es la eficiencia de los servicios, lo principal es contratar a una empresa amiga en trabajos fáciles, baratos y que se facturan a precios astronómicos, lo que todos sabemos es que se denomina sobre facturación para acomodar los clásicos retornos.

Sería bueno que la oposición, no sabemos si existe alguna reminiscencia, pida informes o cite al ministro Zampieri para que rinda cuentas en la legislatura. Es importante saber cuánto se gasta y a donde va ese dinero, porque los cortes de suministro eléctrico o de agua potable no mienten.

Todos sabemos que es un descontrol el gasto que se realiza en las obras públicas de la provincia, se contrata a dedo, casi no hay licitaciones públicas, todas son contrataciones directas o licitaciones privadas en donde el gobierno elige a los oferentes. Una excepción que contempla la ley de obras públicas de la provincia y en el cual éste gobierno ha transformado la excepción en regla, imagínense por qué.

En consecuencia, se gasta mucho más, la mayoría de las obras tienen un evidente sobreprecio, y lo peor de todo es que la irresponsabilidad la terminamos sufriendo los ciudadanos de esta provincia.

Mucha plaza, pero poca energía eléctrica y agua potable. Es hora de que los gobernantes hagan una planificación seria y responsable, priorizando lo que se necesita realizar urgente.

Este estado de situación, que se replica en todas las provincias ha provocado que el presidente electo decida parar la obra pública. Tiene razón, se gasta mucho más de lo necesario y la mayoría de las veces se construye con valores fuera de mercado, ¿Adivinen por qué?