Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
{{dayName}} {{day}} de {{monthName}} de {{year}} - {{hour}}:{{minute}} hs.
Dólar (BNA): $856,00 / $896,00
Dólar Blue: $1.020,00 / $1.040,00
Dólar CCL: $ / $
Dólar MEP: $1.018,94 / $1.076,39
Peso Chileno: $91,13 / $91,32
Opinión

Estábamos mal, y habló Alberto

Me enteré de pasada que iba a hablar

Volví a preguntarme si nadie en su entorno estaría por ahí para evitar otra catástrofe. Quizás esta vez lo hagan, pensé. ¿En “A dos voces”? Qué extraño para un Presidente que tiene problemas para cuidar lo que dice.  Bonelli y Alfano si algo no harían, sería cuidarlo. Quizás esté ahora más sereno, especulé.

Volví a equivocarme. Feo.

Me imaginé que sería inevitable que quedara  en offside ante el Artículo 109 de la Constitución nacional que dice textualmente que “En ningún caso el presidente de la Nación puede ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas.” La presión interna resulta demasiado pesada como para que no se jugara por su Jefa. Su intromisión es inadmisible pero cualquiera sabe que para su delicado equilibrio en este “jugar a ser Presidente”, era ineludible. Reclama al Fiscal un mayor conocimiento del derecho penal y deja en evidencia su desconocimiento o, lo que es peor, su desacato a la Constitución. Grave, pero previsible.

Pero también dijo, sin ponerse colorado, “¿Quién va a querer ser presidente si se va a tener que hacer responsable de todo lo que pasa debajo de su gobierno?” Hay debajos y debajos. Es cierto que nadie puede saber todo lo que ocurre bajo un gobierno nacional, como también lo es que no hay Presidente que ignore los programas, la marcha y la ejecución de sus políticas de obra pública. Nadie se puede desvincular de los programas y procedimientos. Intentar expresar que los Kirchner estaban desconociendo  el accionar de Báez es un insulto a la inteligencia de todo un pueblo. Me resulta incomprensible, pero si se trata del Presidente de la Nación, se me vuelve agresivo. Y mucho más cuando lo hemos escuchado decir todo lo contrario hasta hace un ratito.

Y faltaba la frutilla del postre…

“Hasta acá, Nisman se suicidó; espero que no haga algo así el fiscal Luciani”, dijo el Presidente; el mismo que hace un tiempo dice en el documental de Nisman que "Nadie en la Argentina piensa que Nisman se ha suicidado. Absolutamente nadie. La primera que cree que no se ha suicidado es Cristina Fernández de Kirchner".  Me convenzo que alguien debería evitarle al Presidente el escarnio de cada aparición pública.  Incluso, y sobre todo, los suyos. Las declaraciones de ayer le costarán una demanda por incumplimiento del Artículo 109 y otra por “instigación al suicidio” que con la historia de este país todos entendemos como una amenaza mafiosa. La Vicepresidente, ya mirada con dudas por el por lo menos “dudoso” suicidio de Nisman, y por algunas muertes extrañas,  queda lateralmente envuelta en esta amenaza velada al más puro estilo de la Mafia.

En “El Padrino”, Corleone entra en un negocio, pide hablar con el dueño y le dice, amigablemente, que ha decidido protegerlo. El comerciante que maneja el negocio, se sorprende. Y le contesta: “No estoy amenazado por nadie. No entiendo, ¿de quién quiere protegerme usted?” Corleone le dice: “De mí”. El es la amenaza que hasta entonces no existía. “Debe pagarme para que yo no lo ataque”. Decirle a Luciani que no se vaya a suicidar cuando jamás Luciani ha pensado en suicidarse, puede asemejarse a aquella propuesta de Corleone. “Si me paga yo lo protejo de mí”, puede tener un aire a “si se calla lo ayudaremos a no suicidarse”.  Si no lo dijo con esa intención, alguien debería decirle que en este País no puede decir algo así porque esa interpretación es posible, y él es el Presidente.

Estábamos mal, y habló Alberto.

 

 

(*) El autor de la columna es profesor de Historia

2 voces Alberto Fernández Alberto Nisman apologia del delito Argentina Delitos Don Corleone Fiscal Diego Luciani Mafia

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso