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Opinión

Las Sierras de Ambato fuera de las áreas naturales protegidas de la Argentina

Editorial

Aun así, oficialismo y oposición permitirán que la provincia de Catamarca transforme un proyecto de conversión de un área común, en territorio nacional, mediante la declaración de utilidad pública de 150.000 hectáreas y la consecuente sanción y promulgación de la ley provincial, que deberá ser contenida en el Congreso Nacional, toda vez que lo que Catamarca cede, la nación recibe, aunque la administración pase al ente autárquico de Parques Nacionales. Y todo el despliegue sin que exista el requisito esencial de causa de utilidad pública.

No está demás decir que la aprobación requiere mayorías presenciales especiales, agravadas por la Constitución provincial, de manera que las ausencias deberán ser consideradas a los fines políticos, como votos positivos. Un nuevo llamado de atención para una oposición, que como ya es habitual, es funcional al oficialismo. Ni siquiera en campaña disimulan su sociedad política con el gobierno de Raúl Jalil y sería muy loable que nuestra posición fuera equivocada, aunque parezca contradictorio.

Lo dijimos en n nuestra editorial de ayer, que las bellezas de las Sierras de Ambato son indiscutibles, pero para que un territorio llegue a la categoría de Parque Nacional tiene que tener un recorrido previo, un reconocimiento del impacto ambiental, un profundo estudio de la flora y la fauna, de los suelos y de otros factores que a la hora de elevar el rango territorial, ameriten una condición de reserva natural de reconocimiento internacional, que las Sierras del Cordón de Ambato no poseen.

Insistimos en que se está avanzando por el camino equivocado con ese ímpetu desmedido de lograr el primer parque nacional en la provincia de Catamarca. A principios del siglo XX se ideó el concepto de “área de resguardo” para preservar zonas con bellezas incomparables, las cuales el hombre podría alterar, voluntaria o involuntariamente, por acción u omisión, para advertir que la voluntad de los pioneros siempre fue la de cuidar áreas protegidas, no cualquier área que se le ocurra al funcionario de turno sin fundamento de peso que lo amerite.

Catamarca tiene varias reservas provinciales y áreas naturales con reconocimiento internacional, tales como el paso de San Francisco, el Camino de los Seismiles, la Reserva de Laguna Blanca o el Campo de Piedra Pómez. Incluir u otorgar ese rango a las Sierras de Ambato es una falta de respeto a la inteligencia de los ciudadanos catamarqueños. Sin dudas, la creación del Parque Nacional de las Sierras de Ambato encierra propósitos muchos más oscuros de los que se pueda imaginar el ciudadano de a pie. Es en realidad una cortina de humo para despejar el gran negocio que representa la industria del carbonato de litio para unos pocos, emparentados con el poder.

La provincia de Catamarca tiene que proteger Áreas naturales donde lamentablemente se encuentran las mayores reservas de litio del planeta. Decimos lamentablemente porque ese es el punto que se quiere ocultar, en vez de enfrentar y transparentar. Los ambientalistas claman para que se dejen de utilizar los combustibles fósiles. Sin embargo, el sistema sustituto que se utiliza en la producción de litio es depredador del Ecosistema Ecológico por antonomasia, y por tratarse de extractivismo, arrasa con derechos humanos primordiales, de los catamarqueños en general y de los sectores más vulnerables de la economía provincial, pues utiliza el agua potable como principal elemento para realizar el proceso industrial. La extracción tanto del litio como del oro, desertifican el ecosistema y dañan el ambiente y es precisamente esa cuestión, la que las sociedades civilmente organizadas deberían proteger a rajatabla a través de sus representantes. Como sucede todo lo contrario y el voto es obligatorio, la crisis de representatividad se hace patente.

De ese modo, quienes sufren los sinsabores de la clase política son los pobladores pertenecientes a las comunidades de pueblos andinos, originarios de la América precolombina, que no otorgan Licencia Social porque nadie los consulta ni nadie los indemnizará y los sucesivos gobiernos provinciales, directamente los han ignorado e ignoran, a pesar que sus derechos están expresamente consagrados en la Constitución Nacional.

Intentamos desmascarar una realidad que duele, denunciado el despropósito de la creación de un parque Nacional sobre la Sierras de Ambato, que constituyen un despilfarro sin precedentes, pues están creando algo que el pueblo no necesita, siendo muy importante que se conozcan los conceptos sobre áreas protegidas que se manejan a nivel nacional e internacional:

“En el documento surgido de Sídney, denominado “La promesa de Sídney”, se planteó el compromiso de inspirar a las personas a experimentar “…la maravilla de la naturaleza por medio de las áreas protegidas, para seducir sus mentes y sus corazones y generar una asociación de por vida para su bienestar físico, sicológico, ecológico y espiritual. Motivaremos y reclutaremos a las nuevas generaciones de las comunidades urbanas y rurales, como una inversión en el futuro de la sostenibilidad en el planeta, y en la calidad de vida de la gente en todas partes.”

Y agrega: “Las áreas protegidas incluyen cada vez más a las comunidades locales, y se alejan del concepto tradicional de conservar excluyendo a las personas”, según indica el informe Nacional de Ambiente y Áreas protegidas de la Argentina.

La legislatura provincial debería poner foco en las Áreas Naturales Protegidas de Catamarca y no en cualquier cosa como se apresta a hacerlo en el día de la fecha, ganándose un desprestigio absurdo sosteniendo las políticas inviables que presenta el poder Ejecutivo provincial, que sólo vela por sus intereses particulares y por los intereses de su club de amigos, todo en detrimento del deber ser de la administración de la cosa pública y del bien común.

Legislatura provincial Áreas Naturales protegidas Parques Nacionales Derechos Humanos

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