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Opinión

Parar la obra pública es responsabilidad de la "cámara argentina de la corrupción"

Editorial

Las declaraciones del presidente electo, Javier Milei, con respecto a que va a parar las obras públicas han generado un gran revuelo, pero es necesario aclarar ciertos puntos para comprender mejor el alcance que tienen sus justas apreciaciones.

Desde nuestra columna de opinión hemos venido señalando desde hace bastante tiempo la corrupción que hay en las obras públicas, tanto en el gobierno nacional, como en el provincial y también a nivel municipal. Del tal modo que consideramos que no es una mala idea, barajar y dar de nuevo. Claramente estamos frente a una matriz que se repite en todos los niveles porque seguramente para la casta, ha sido exitosa. No para el pueblo argentino.

En esa línea, no nos podemos olvidar y dejar a soslayo, los denominados cuadernos de Centeno, las cloacas de Valle Viejo, la denuncia realizada por el arquitecto Fernando Rivera por pago de coimas en obras de viviendas que la justicia federal se apuró en cerrar.

La larga lista de obras abandonadas durante los dos periodos de gobierno de Lucía Corpacci, en especial las hidráulicas de los Departamentos de Pomán y Belén, que siguieron postergando los sueños de los productores nogaleros. Y muchos casos más donde los dedos del ser humano resultar ser escasos frente a la impresionante cantidad de obras, en las qué, el factor principal ha sido la corrupción estatal propiciada por los políticos de turno.

Veamos algunos detalles: en la provincia casi no se realizan licitaciones públicas, norma general para contratar establecida por la Ley de Obras Públicas provincial, lo que era una excepción ahora mediante un decreto de dudosa legalidad se ha convertido en regla, todas son contrataciones directas, licitaciones privadas, concursos de precios, en donde el estado elije los oferentes a dedo, negando la libre participación a cualquier otra empresa que quiera y pueda participar.

Otro sistema muy usado para evadir controles es desdoblar una obra en varios contratos. Es evidente que hay que ser “cercano” al poder para poder hacer obras públicas en la provincia. Es llamativo el silencio de la Cámara Argentina de la Construcción al respecto o como ha dicho el señor presidente electo “la cámara argentina de la corrupción” y no le ha errado. En todos estos años no ha salido a defender ni a pedir un sistema más justo y transparente de contrataciones. El que calla, otorga dice el refrán. A esto hacíamos alusión unos párrafos atrás respecto a la matriz de corrupción.

Milei sabe, ya que es un economista informado que se gasta mucho más de lo que se debería en obras públicas, hay sobre precios que lo pagamos todos los argentinos, de varias maneras, a través de mayores impuestos que se acercas a la confiscación de bienes, a raíz de la creciente la presión fiscal y también a través del impuesto inflacionario, existente principalmente por el déficit fiscal, el rubro obra pública aporta unos cuantos puntos a ese enorme déficit que tiene el país.

Obras se tienen que seguir ejecutando, pero eliminando la corrupción y hay muchas maneras de hacerlo, en especial cumpliendo y haciendo cumplir la ley, con jueces y funcionarios probos, dispuestos a cumplir cabalmente con su misión, la misión que le encomienda el Estado para la protección de la hacienda y de las finanzas públicas.

Es necesario terminar con todo este despilfarro que contribuye al crecimiento de la pobreza y que sobre todo genera nuevos ricos que son la casta que se favorece de este corrompido sistema, que tanto daño hace al erario público, en tanto que posterga una y otra vez, el legítimo sueño de bienestar de los habitantes que viven a lo largo y ancho del país.

La justicia y la AFIP deben cumplir los roles asignados por las leyes y reglamentaciones vigentes. Lo dijimos en párrafos anteriores y es necesario repetirlo, los funcionarios deben ser probos, es decir que deben hacer su trabajo profesional, y entre otras cuestiones, deben detectar el desproporcionado nivel de vida que llevan la mayoria de los miembros de la cámara de la corrupcion. Es decir obras inconclusas o sistemas corruptos propician funcionarios ricos, ya que la gran mayoría de ellos, viven ostentado un gran nivel patrimonial que le resulta muy difícil de justificar. Patético. Si Milei para la obra pública con estos argumentos, nosotros lo aplaudimos.

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