A nadie le escapa ni le sorprende que las provincias son administradas muy mal y con un descontrol de gastos total, en aras de la defensa de la mal llamadas "caja de la política". En realidad no son cajas de nada sino fondos obtenidos con argumentos que podrían catalogarse de válidos pero que a la hora de la aplicación son dolosamente desviados con fines espurios. Esos dineros son los mismos que el Estado opresor le exige al contribuyente que trabaja genuinamente, en la que se denomina presión fiscal. El destino de los impuestos en la Argentina se dilapida sin solución de continuidad desde hace décadas y son los gobernadores, los principales artífices del despilfarro y por qué no decirlo, del latrocinio de las cuentas públicas.

Para seguir la ruta del dinero mal aplicado, los sobornos y sobreprecios pagados, podemos analizar el patrimonio de los funcionarios, cualquier sea su condición y hacer un análisis comparativo antes y después de ser políticos. En ese orden, la mayoría de ellos, sino todos, no pueden justificar el nivel de vida que tienen. Es tan grotesco el panorama, que no tiene ni siquiera empacho en disimularlo. Así operan los ruines. Muchos se vuelven grandes empresarios de la noche a la mañana. La AFIP, bien gracias, lo mismo que los tribunales de cuentas y los órganos de fiscalización, que en la mayoría de los casos están colonizados por parientes y amigos del poder. Por caso, el Tribunal de Cuentas de Catamarca está presidido por un viejo amigo y socio político de Raúl Jalil, Jorge Moreno. ¿Ustedes creen en su sano juicio que Moreno está fiscalizando profesionalmente al gobierno concluido de Lucía Corpacci o al gobierno actual o el concluido de Jalil?

El estado y los gobiernos de turno solo controlan a los simples ciudadanos de a pie, mientras tanto, la casta se protege en su propia hacienda, ya que como dice el refrán, entre bueyes no hay cornadas. Cualquier similitud con la mafia siciliana no es casual, es real porque la política en la Argentina es una mafia enquistada en el poder que cuenta con un cordón de protección inexpugnable, como quedó demostrado en el rechazo de Ley Ómnibus. Se trata de un cáncer maligno, un tumor que ha llevado los indices de pobreza a guarismos nunca antes vistos.

A los mafiosos de la política argentina y tal como suele afirmarse en mesa de café, no les cierra el blanco, razón por la cual además de corruptos, se han transformado en expertos lavadores de dinero, eligiendo rubros de la economía donde es más fácil blanquear el choreo, como es el rubro de la construcción o el negocio inmobiliario, desarrollados a través de fideicomisos o sociedades constituidas en jurisdicciones extrañas, donde se malversan los fondos públicos eludiendo la mirada ciudadana, es decir a escondidas. Hacen lo que quieren porque nadie los controla y son amigos de los jueces, con quienes suelen tomar café o compartir tertulias de todo tipo y color, como el es el caso del juez Federal de Catamarca, que entre sus amigos frecuentes, tiene en el gobernador Jalil, a uno de los principales.

Tenemos un gobierno nacional que pretende hacer las cosas bien como nunca ocurrió en toda la historia argentina. No obstante, en las provincias siguen de joda, donde el que tiene que pagar el costo del ajuste es el presidente. Milei está dando una lección de decencia administrativa, pero ellos, los gobernadores, se resisten, ponen palos en la rueda, con un figurado republicanismo, digitan todo desde el Congreso de la Nación, en donde casi no hay hombres y mujeres notables, de prestigio, con libertad de pensamiento y la regla general es que se trata de alcahuetes de cada gobernador, puestos a dedo en una lista sábana y que Milei pretende cambiar, en tanto que la casta se empeña en sostener, porque allí radica la clave de su permanencia en el poder... para seguir robando el sueños de los argentinos de bien.

Entonces no esperemos que el Congreso Nacional saque adelante el país cuando sigue con las mismas prácticas de siempre. Milei con su valentía de ir a fondo con un ajuste doloroso pero necesario, está poniendo en evidencia a la corporación política que se aferra a seguir con sus privilegios. Hace décadas que tenemos una casta gobernante rica y un pueblo cada vez más pobre. La única actividad verdaderamente rentable en los últimos 40 años ha sido dedicarse a la política, esta corporación es a la única a la que siempre le cierran los números, todo a costa de asfixiar cada vez más al contribuyente, a los productores, a los que trabajan genuinamente.

La situación no da para más, el pueblo mira y la casta espera que el pueblo se levante contra Milei pero el pueblo no es tonto, ya aprendió la lección, va a bancar el ajuste para salir de esta situación de una vez por todas. Es hora de terminar con los curros, es hora de parar de robar, llegó el momento de salir adelante. El presidente Milei hará una cruda descripción del destino que la casta le da el dinero del pueblo, porque existen 10 provincias que están totalmente descontroladas y Catamarca es una de ellas, una provincia degradada moral e institucionalmente.