Ninguno. Si se repasa el accionar de sus representantes que sumieron la estructura jurídica partidaria en un simple sello de goma y una junta directiva que se parece más a una sociedad de fomento barrial preocupada por arreglar las veredas, que una agrupación política seria.

Basta observar el recorrido zigzagueante de su actual presidente, Carlos Molina, un auténtico tránsfuga político de Juntos por el Cambio, un parásito que anda desesperado buscando figurar o acompañar a quien sea, con tal de pescar “algo” en el futuro. Anda en mala racha, no le sale una bien. Alguna vez, desde ésta misma sección del diario lo calificamos como topo de la política, porque si uno observa detenidamente la conducta de él se encuentra que esa es su verdadera identidad.

El topo en lenguaje coloquial es aquella persona que actúa al servicio de terceros, siendo un infiltrado en alguna organización. Es una especie de espía o traicionero.

Apelando a la memoria bueno es recordar que fue el primero en mostrar la hilacha y traicionar a todo Juntos por el Cambio votando la ampliación de los miembros de la Corte de Justicia y a pedido de la dupla Corpacci/Dusso. Como se aprecia, el citado dirigente no se anda con chiquitas y entre todos los sobres, el siempre eligió los de papel madera, tamaño oficio.

Más cerca en el tiempo, supo ser un alcahuete importante de Horacio Rodríguez Larreta en Catamarca. Pero ni bien éste cayó en desgracia por imperio de la interna democrática, como buen topo político enseguida se las rebuscó para obtener la foto con Patricia Bullrich, que también sucumbió. Todos sus líderes terminan en el purgatorio y él sigue participando, porque para Carlos Molina, la raspadita tradicional no existe. Es más testarudo que un mulo y siempre se las rebusca para decir la frase exacta para el interlocutor de ocasión.

Después aparece otro topo, Enrique Cesarini que también gusta de los sobres de papel madera tamaño oficio, para lo cual armó el bolso y el sobre y viajó en la comitiva del gobierno provincial a la Feria minera de Canadá, una de las más importantes del Mundo, cuando el bloque al que él pertenece o pertenecía, ya que Marchioli anunció la desintegración de Juntos por el Cambio, denunciaba los negociados de funcionarios del gobierno de provincial con los fideicomisos conformados con las empresas mineras.

En la misma línea, otro hecho relevante en este breve anecdotario fue el apoyo de los diputados Natalia Saseta y Diego Figueroa a Edgar Adhemar Bacchiani (el mayor estafador de la historia de Catamarca) a cambio de fondos para la campaña del año 2021, cuestión que se perdió en la nube de Úbeda, frase célebre de Vicente L. Saadi, por la eternidad de los tiempos. Guita negra, campaña sucia, Justicia nula.

Por último y como broche de oro de estos impresentables de la política lugareña fue el pedido de desafuero, que quedó firme en la doble instancia tribunicia, de la diputada Natalia Saseta por una denuncia penal realizada por un ex empleado por pedirle que le devuelva la mitad del sueldo al mejor estilo Chocolate Rigou, que hasta que lo descubrieron estaba mejor organizado que la diputada del PRO y su socio político, Enrique Cesarini, quien realizaba las mismas prácticas que Saseta. Algo falló.

Estos son los principales hechos de los lamentables representantes del PRO local que nada tienen de nueva política, menos de cambio y que son fieles representantes de la casta, como gusta calificarlos Milei a los políticos que se sirven de la política. Todos ellos, desde el primero hasta el último de los nombrados son los verdaderos tránsfugas de la política.

Ahora están desesperados por ayudar a Milei cuando hasta hace unas pocas semanas lo criticaban duramente por el solo hecho de ver si se podían “prender” en la teta estatal o el botín de la repartija de cargos nacionales (Anses, Pami, Desarrollo Social, Ministerio de Trabajo de la Nación, INADI, Gerencia de Empleo, Vialidad Nacional).

Hay que entender que el Pro de manera orgánica no actúa, tampoco es importante por su inexistente estructura en la provincia, el que está apoyando es el Presidente Macri y sus seguidores, que no son necesariamente las autoridades partidarias. En Catamarca el Pro jugó para Larreta. Macri tiene sus referentes en todas las provincias que hoy están relegados de la orgánica partidaria, estos en las sombras están actuando para darle apoyo a Javier Milei, incluso antes de la segunda vuelta. Los topos de la política son los que más daño le hacen al sistema y es necesario erradicarlos. Tenemos una oportunidad y no debemos desaprovecharla.

A la hora de elegir para ocupar los cargos de los organismos nacionales ya se han puesto de acuerdo para elegir perfiles que nada tengan que ver con la casta. Eso es imprescindible para hacer el trabajo que viene, que nada tendrá de vieja política como muchos esperan desesperados. No habrá espacio para acuerdos corruptos ni tampoco para nombrar amigos y parientes.