Realmente, estamos siendo testigos de un caos nunca visto a nivel mundial. Literalmente, el Planeta Tierra está entrando en una especie de paranoia del “sálvese quien pueda”. Si los videos que vienen de China son veraces, la locura colectiva no tardará en apoderarse de los seres humanos, de todos, sin distinción de condición, raza, o religión. Razón por la cual resulta necesario que existan mentes aplomadas y frías.

La catástrofe sanitaria ya tiene un correlato en la catástrofe económica y financiera. Se suspenden los vuelos entre Norteamérica y Europa, se producen acusaciones cruzadas entre gobernantes estadounidenses y líderes europeos. Se devalúan las monedas, caen las bolsas, baja el petróleo, cae el consumo, las empresas se presentan en quiebra.

Un caos nunca visto y que supera largamente al  Jueves Negro que tuvo lugar el 24 de octubre de 1929, día en el que comenzó la caída estrepitosa de la Bolsa de Nueva York y con ella el Crack del 29 y la Gran Depresión. Líderes de la magnitud de Donald Trump y Jair Bolsonaro están siendo monitoreados por haber estado cerca de un infectado y en ambos casos, son personas del grupo de riesgo, por la edad y por los antecedentes clínicos, especialmente del primer mandatario brasileño, que padece múltiples consecuencias del brutal atentado del que fue objeto en plena campaña presidencial.

Se suspenden los espectáculos deportivos, el fútbol mundial está paralizado, el tenis profesional suspendió dos de los torneos más importantes del circuito, los masters denominados 1000 de Indian Wells y Miami. Las pérdidas son millonarias. Aun así, muchos tenistas se quejan de las molestias ocasionadas, sin percibir adecuadamente qué está sucediendo en el mundo. Siguen en sus pedestales.

En Italia reconocen haber minimizado el problema del contagio. Al principio, ante los primeros casos en la Región de Lombardía, no creyeron que la enfermedad o mejor dicho el virus causante fuera tan letal en la transmisión y en el contagio.

Y allí es donde surgen las diferencias de la identidad de cada nación o continente. La organización civil de cada país muestra la madurez para enfrentar la pandemia. En China deben ser drásticos y hasta veces violentos porque la situación se les está yendo de las manos. Son miles de millones y es imposible atender a todos. La salvación es selectiva. Es alarmante, inhumana. Y resulta que en Italia, muy cercana a nuestros sentimientos, es similar y ya existen testimonios de vida y de muerte que serán dolorosos de superar.

Pero no se trata de una limpieza étnica, es estado de necesidad, es fuerza mayor, es una locura sin opciones. En Italia donde la situación está controlada, pero al mismo tiempo sigue siendo muy es grave, eligen atender a la gente joven o que no está en los grupos de alto riesgo. Ser viejo en Italia hoy se asimila a una sentencia de muerte, si es que el paciente presenta síntomas o está contagiado. No existen recursos sanitarios para atender una Pandemia y el hogar de cada uno se transforma en una sala de terapia intensiva. Portar el virus en China también es sinónimo de sentencia de muerte.

La pregunta que nos hacemos todos, bueno, todos los que vivimos en Latinoamérica es sobre el grado de vulnerabilidad que tenemos como región. Específicamente, existe la creencia colectiva que no es un mito que La Argentina es uno de los países más vulnerables y solo se vislumbra mucha improvisación e irresponsabilidad, desde el momento mismo que nada más y nada menos que el Ministro de Salud de la Nación afirmó sin despeinarse “Creí que el virus tardaría más en llegar”, para preguntarnos en manos de quién estamos.

Argentina se divide en dos, la región central que tienen recursos para defenderse y el interior profundo, donde literalmente no existe la Salud Pública para las enfermedades corrientes, imagínense cómo afectaría a cualquier provincia del interior profundo, una pandemia mundial como la del Coronavirus.

Se espera que ésta noche, el presidente de la República dirija un mensaje a toda Nación y anuncie un paquete de medidas para enfrentar la pandemia mundial que hizo su ingreso a la Argentina, que ya provocó un muerto y más de 30 personas infectadas.