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Opinión

Conflicto de intereses y economía en llamas

Lentamente, la Argentina se acerca a un nuevo punto de ebullición, de consecuencias desconocidas y ésta vez la causante del próximo descalabro, al que podemos ramificar como hervor social, violencia institucional, crisis financiera, hiperinflación, etc., tiene nombre y apellido y es una vieja conocida, la señora Cristina Elizabeth Fernández, viuda de Kirchner. Fue ella, quien acorralada por la multiplicidad de causas penales en su contra, perdió el poder en el año 2015, aunque en forma momentánea, porque aunque parezca increíble, el hombre sigue siendo el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Veamos porque traemos a cuento ese viejo dicho autorreferencial de la condición humana.

En el año 2015 fue el primer intento del engendro político pergeñado por Cristina Fernández de Kirchner, al tratar de imponer la figura de un moderado con un trotskista, como fue la formula de Daniel Scioli con Carlos Zanini. La misma formula, pero con otras personas de similares características, fue la de 2019 y en ambos casos, la perdición era nuestro destino inexorable. El primer intento fue fallido, el segundo lo estamos padeciendo. El tipo de liderazgo político de Daniel Scioli, y el actual de Alberto Fernández, son muy parecidos, en tanto que el adlátere de Cristina, desde la cero hora del kirchnerismo, es el miembro de la Vanguardia Comunista, Carlos Zanini, la encarnación diabólica de ella misma, una de la mejores amigas de su esposa.

Aquella formula presidencial, de haberse impuesto, iba a transformarse para Scioli, en el mismo infierno que es hoy para el Presidente Fernández, porque tanto Carlos Zanini como Cristina Kirchner apuntan para el castro-chavismo, en tanto que Fernández y Scioli son dos oportunistas, actores de reparto en la trama peronista, ambiciosos al extremo y carentes absolutos de una estructura de poder que los sostenga. Sin Cristina no son nada y con Cristina, tampoco. ¿Se entiende?

Y en eso estamos, mientras el país está en llamas, con la economía a punto de colapsar, porque el plan es no tener plan, al borde de la hiperinflación, con el cincuenta por ciento de la población pobre y con un diez por ciento de indigencia, en simultaneo, Cristina K y Carlos Z, se dan el lujo de generar un conflicto, no de poderes, como es su pretensión, tal como lo expresó el vice ministro de Justicia, sino que estamos frente a un conflicto de intereses, los intereses personales de Cristina Kirchner frente a los intereses de 45 millones de argentinos que solo quieren vivir en un país normal, de una vez y para siempre.

Es que ambos, Fernández de Kirchner y Zanini, en su descabellado intento de sojuzgar las cúpulas del Poder Judicial, para así poder liberarse de su cada vez más complicada situación procesal, tuvieron la infeliz idea de organizar una marcha de protesta contra la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Nación, con todo tipo de amenazas, insultos e intentos desestabilizadores, tanto que una buena parte de la oposición interpretó esa desopilante protesta como un claro intento de golpe de Estado, que de hecho lo fue.

Ese tipo de situaciones, normalmente tiene consecuencias. Basta observar para ello, el giro de 180 grados que hicieron los miembros del más alto Tribunal de la Nación, que no necesitaron de un "per saltum" sugerido  a las apuradas por la oposición, sino que "cazaron" un fallo a todas luces improcedente dictado por un ignoto juez federal, que ya fue denunciado y seguramente, de funcionar correctamente el Concejo de la Magistratura, será destituido, para habilitar el mecanismo anterior de designación de jueces, que recupero vigencia por el fallo de la Corte.

El Juez Federal de Paraná, seguramente elegido por las huestes del Procurador del Tesoro de la Nación, para acometer con la tropelía procesal luego anulada, está en línea con Zanini, que no fue puesto allí para defender los intereses del Estado Nacional, sino para defender los intereses procesales de su socia política. Decíamos, con respecto a los miembros de la Corte Suprema, que para el beneplácito de los habitantes de buena voluntad que todavía existen en la Nación, olvidaron la politica y se pusieron del lado de la ley y del Estado de Derecho, transformándose en los garantes del Sistema Republicano Representativo y Federal, nada más y nada menos que nuestro sistema de gobierno, lo que no es poca cosa observando el contexto actual y la grave coyuntura socio económica de la Argentina. Es la función que se espera siempre del más alto tribunal de la Nación.

Lo cierto es que volvió Cristina, volvió el kirchnerismo y volvieron en la peor versión y están llevando a todos, sin prisa y sin pausa a la perdición. Es que cada día que pasa, el país se paraliza un poco más. Sin insumos importados que permitan el giro industrial natural de la pequeña industria nacional o el campo sin gasoil para levantar la cosecha gruesa, que es la que permite que todavía sobrevivamos un poco a éste descomunal aquelarre al que nos somete el engendro político pergeñado por Cristina, con una inflación galopante del 6,7 % que pego duro en los sectores medios y bajos de la población, haciendo vislumbrar un estallido hiperinflacionario como el de finales de la década del 80, en los tiempos que el peronismo de Menem hizo claudicar el mandato de Alfonsín seis meses antes de de su conclusión natural.

En medio de este insólito conflicto de intereses planteado como una guerra judicial entre el kirchnerismo y la Corte Suprema, que no es tal, sino que responde al sano ejercicio de los valores republicanos, se encuentran los varones del conurbano y los gobernadores, todos peronistas preocupados, sabedores que en el actual contexto nacional, el poder que en ciertas ocasiones es efímero, se les escurre de la mano y no saben como hacer para retenerlo y despegarse de la conflictividad de la que se sienten ajenos y que tanto los perjudica de cara a las trascendentes elecciones generales del año próximo.

 

Argentina Concejo de la Magistratura Corte Suprema de Justicia de la Nación politica

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