Como un bufón moderno, esos que debían divertir al Rey y también humanizarlo ante los súbditos, pero que su mayor objetivo era mediante el humor instalar ideas o temas que el Rey quería imponer en la gente, en Catamarca cumple ese rol por estos días el Secretario de Seguridad de la Provincia, Marcos Denett.

Con una rápida mirada de su página en Facebook no puede provocar otra cosa que risa por su manera de exponer los temas, pero esa forma brusca y grotesca de presentar sus argumentos está perfectamente pensada para instalar ideas entre la población seguidora de la gobernadora.

Defender las políticas de seguridad de este gobierno de Corpacci sin ponerse colorado es una tarea digna de humoristas de los quilates del recordado negro Olmedo. También asombra su desparpajo para criticar a sus rivales políticos, invirtiendo las responsabilidades y como pasó hace unos días en complicidad con la Justicia Federal de Catamarca intentado que un ciudadano como lo es Flavio Fama tenga que exponer que pasa con la droga en nuestra provincia.

Acaso el señor secretario no sabe qué pasa con la droga con todos los recursos que posee, su área tiene la responsabilidad de velar por la seguridad de los catamarqueños, tiene a la policía bajo sus órdenes y su tarea esencial es investigar en articulación con las Fuerzas de Seguridad, para desbaratar todo hecho ilícito que se intente realizar. Está claro el fracaso en este sentido ya que la venta de drogas y los hechos de inseguridad aumentan día a día.

Mientras Denett, es vez de ocuparse seriamente de cumplir sus funciones, pierde el tiempo con las frivolidades de Facebook y patrulla las redes como si se tratara del sheriff del condado, la provincia en general y la capital en especial padecen una grave ola de inseguridad, a saber: Detenciones que se cuentan por decenas, robos, hurtos, escalamientos, vivero de cannabis, choques con alcoholizados, violencia de género sin seguimiento de casos, muertes raras y otros flagelos de todo tipo.

En vez de ser un funcionario probo, dedicado a la seguridad ciudadana, pierde el tiempo en frivolidades. Por lo que se observa, su rol es ser un auténtico bufón de la dama, y su verdadera  misión es entretener la corte de alcahuetes y obsecuentes, temerosos de que el próximo cambio de autoridades los despoje de la torta del poder. Mientras tanto los kioscos y las cocinas de drogas se están transformando en verdaderos supermercados haciendo muy difícil la convivencia para la gente normal que vive en los barrios periféricos.