Pasa el tiempo, pasan las circunstancias; se convierte en historia.

Si aquellos que tenemos testimonios no los mostramos para que las generaciones que nos siguen, incluso aquellos que quieran revivir experiencias, puedan revivirlas, no cumplimos con un deber ineludible para todo documentalista que quiera hacer de su tarea, algo que realmente nos sirva a todos: conocer cómo era antes o simplemente recordarlo.

Hoy rememoramos el instante que, hacen ya muchas décadas, nuestra madre del valle, en su trono y portada por personas que se anotaban para tal fín,  salía de su casa para que sus hijos, los fieles y peregrinos, puedan recibir su paso de bendiciones, mientras recorría el entorno de la plaza 25 de mayo.

Tal como se puede apreciar, esta instancia estaba presidida por el obispo monseñor Pedro Alfonso Torres Farías, y lo acompañan entre otros el padre Quiroga y muy joven aún el padre Gerardo Sueldo. Desde el púlpito se hacía la dirección de toda la ceremonia: rezos, cánticos, historia de la Virgen y otros mensajes donde descollaba monseñor Calvimonte, quién le daba un especial colorido y tono de solemnidad a toda la narrativa.

Tiempo antes, quien tenía ésta tarea si mal no recuerdo, era el muy famoso "Padre Moisés Varela", una institución en sí mismo a la vez que párroco eterno de la catedral basílica.

Cuidadito con portarse mal en las cercanías de su agudísima vista (era flojo de oídos) por ejemplo en la plaza, pues no sólo nos retaba en el acto de confesión sino que lo hacía público en su sermón diciendo:  fulanito o fulanita, no vinieron a la misa del domingo pasado, o bien, andaban cruzándose la calle o subiendo por el césped los taludes de la plaza y seguidamente nos ponía sobre aviso que le diría a nuestras madres.

No sé que en el tiempo, haya otra personalidad espiritual que esté a la altura del padre Varela en su amor por la Virgen.

El 8 de diciembre de éste año, habiendo pasado varias instancias de procesión irregulares, ella estará en otro ámbito el cual seguramente se colmará de fieles que necesitan de su apoyo, Protección y Bendiciónes.

Así eran aquellas procesiones de la Virgen del Valle de Catamarca, únicas en su tipo y en sus valores.

Foto: Alberto Lindor Ocampo.